El obispo de Córdoba recibe a la Virgen del Dulce Nombre en la Catedral coincidiendo con el lanzamiento del Domund
La Catedral de Córdoba ha acogido este domingo la celebración del 40 aniversario de la bendición de María Santísima del Dulce Nombre y el 25 de la primera salida procesional en un Lunes Santo, así como la misa del lanzamiento del Domund en la ciudad.
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha presidido la celebración eucarística ante unas naves repletas de fieles y ha recordado en su homilía la importancia de seguir siendo “discípulos de Jesucristo”. “Él nos da la fortaleza para elegir el camino del bien y eso no puede hacerse si no es con la sabiduría que viene de Dios y brota del corazón humano”, ha dicho el prelado manifestando que “nuestro objetivo es alcanzar la vida eterna, para lo que tenemos que cumplir los diez mandamientos en nuestra vida diaria”.
Haciendo alusión al 40 aniversario de la bendición de la Virgen del Dulce Nombre, el pastor de la Diócesis ha subrayado que esta efeméride se celebra como “un gesto de amor hacia nuestra Madre del cielo”.
Respecto a la próxima celebración del Domund, monseñor Demetrio Fernández ha instado a los fieles a vivir esta semana “en perspectiva misionera”. “La tarea misionera es de toda la Iglesia. Los misioneros son los mejores embajadores de la Iglesia por todo el mundo, hay más de quinientos mil hombres y mujeres que están dando la vida por los demás y gracias a ellos, el Evangelio hoy ha podido llegar al mundo entero”, ha expresado. Asimismo, ha pedido que “oremos por nuestros misioneros y ayudémosle a continuar su labor”.
Tras la eucaristía, se ha impuesto a la titular de la Real Archicofradía de la Vera-Cruz la faja del General del Ejército que perteneciese al ex JEME, el General Domínguez Bruj.
La Hermandad de Nuestra Señora de Valme Coronada y San Fernando, de Dos Hermanas, celebró su función principal de instituto la mañana de este domingo 13 de octubre. La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, concelebrada por el párroco de Santa María Magdalena, Manuel Sánchez de Heredia y el vicario episcopal de la Vicaría Este, José Tomás Montes.
A la celebración eucarística ha asistido el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Rodríguez, tenientes de alcalde y otros integrantes de la Corporación Municipal, así como la consejera de Cultura y Deportes de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo. Ha acudido también el hermano mayor de la Hermandad de Nuestra Señora de Consolación de Utrera, Rafael Rojas y el secretario general del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, Joaquín de la Peña.
Válenos, Señora
Durante su homilía, el arzobispo de Sevilla, pidió, una vez más, el valimiento de la Santísima Virgen. “Válenos, Señora, para fundamentar en Dios nuestra vida, la vida de la hermandad, de la parroquia, de la archidiócesis, del mundo entero; para trasmitir la fe a las generaciones futuras, y para construir un mundo de paz y de justicia”.
A todos los fieles y devotos de la Virgen de Valme, monseñor Saiz Meneses les pidió “abrir el corazón a la Palabra de Dios, a que el tesoro de nuestra vida sea el Señor”. En esta línea, don José Ángel dijo que es María Santísima “la que nos ayuda a afrontar el futuro con esperanza, a confiar en las promesas de Dios y a vivir en su verdad. Ella nos ayuda a fundamental en Dios nuestra vida personal, la vida de la hermandad, de la parroquia y de la Archidiócesis, en definitiva, la vida del mundo entero. Ella nos ayuda a transmitir la fe a las generaciones futuras para que vayamos construyendo un mundo de paz y justicia. Ella nos precede, nos acompaña y nos alienta. Nos enseña a ser mensajeros de esperanza. Hoy aquí nosotros como san Fernando nos encomendamos a la Virgen de Valme y le decimos: ‘válenos Señora’ en todas nuestras circunstancias, problemas, luchas y ansiedades, válenos Señora para que llegue a plenitud el proyecto de Dios en la vida de cada uno de nosotros”.
La Guardia Civil de la ciudad de Guadix ha celebrado la fiesta de su Patrona, la Virgen del Pilar, en la Catedral accitana. La celebración ha tenido lugar en la mañana del sábado 12 de octubre y ha estado presidida por el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco. Antes, el obispo ha bendecido un Tondo conmemorativo que el ayuntamiento de Guadix ha instalado en la avenida de Buenos Aires, junto al Cuartel de la Guarida Civil. Con este monumento, el ayuntamiento accitano ha querido honrar a la Guardia Civil en la celebración de su 180 aniversario.
Tras la bendición del Tondo y después de los actos de la fiesta organizados en la Plaza de la Constitución, se ha celebrado la Misa en la Catedral. Han participado en los actos, acompañado a la Guardia Civil accitana, el coronel jefe de la Comandancia de Granada, Francisco Manuel García; el alcalde de Guadix, Jesús Lorente, y miembros de la corporación municipal; el delegado territorial de Economía, Hacienda, Fondos Europeos y de Industria, Energía y Minas en Granada, Gumersindo Fernández; el diputado de Asistencia a Municipios y Emergencias, Eduardo Martos; y representantes de la Policía Local, Bomberos y Protección Civil.
En la homilía, el obispo tuvo palabras de reconocimiento hacia la Guardia Civil, a la que felicitó por su 180 aniversario “sembrando paz, orden y justicia”. Y recordó cómo el lema de la Guardia Civil tiene resonancias evangélicas: “el honor es mi divisa, que se muestra en el amor a la patria, en el servicio al prójimo, en el espíritu decente, en la fortaleza en las dificultades, en la fidelidad inquebrantable y en la lealtad al cuerpo; actitudes esenciales que, sin duda, tienen una resonancia evangélica que nunca debemos olvidar”. Por eso, “silenciar esta beneficiosa tradición cultural y religiosa en el seno de la Guardia Civil -dijo Mons. Orozco- sería ignorar los orígenes y violentar la libertad religiosa como derecho fundamental de todo guardia civil creyente”. Terminó la homilía el prelado accitano invitando a rezar por la Guardia Civil, por sus familias y por los guardiaciviles difuntos.
Durante la celebración, se presentó una corona de laurel a los pies de la Virgen, “en recuerdo de todos los guardiaciviles que han muerto de servicio o después de una larga vida entregada al cuerpo y a España”. También ellos estuvieron muy presentes en esta celebración de la Virgen del Pilar, Patrona de la Guarida Civil, en Guadix.
Estando Jesús de camino, se le acerca un hombre inquieto, lleno de respeto religioso y muy interesado en alcanzar la verdadera Vida. Jesús le propone para ello los mandamientos de la Ley de Moisés que corresponden a la segunda tabla y que se refieren al prójimo. Jesús, además, mostrando mucho cariño hacia este hombre, le ofrece una alternativa: el seguimiento.
De esta manera, Jesús invita a este hombre a abrir su círculo estrecho de la preocupación por su propia vida a implicarse en la del pobre, y pasar de ser un “hombre ético” a ser un discípulo; de ser un cumplidor de la Ley a ser un hombre en el camino junto a Jesús.
Jesús le propone la pobreza para poder seguirle, aunque en realidad la pobreza no es una condición del seguimiento sino más bien una consecuencia del mismo, del compartir con los demás, como Jesús hacía, para que el pobre también tenga vida.
En el proyecto de este hombre rico no entran los pobres, ni está dispuesto a compartir con los más desfavorecidos sus bienes adquiridos, para no perder su seguridad y su prestigio. No está dispuesto a pagar ese precio por la riqueza del Reino de Dios, porque para él Dios no es visto ni sentido como la principal riqueza.
Los discípulos también se sienten cuestionados por su apego a lo material como medio de felicidad. La cuestión no es ser rico sino esclavo de la riqueza, que hace imposible el seguimiento, el Reino de Dios y la salvación. En cambio, Jesús termina ofreciendo un horizonte de plenitud a quien comparte, dedica su tiempo y se preocupa por los demás.
La misa fue presidida por monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla. En su homilía agradeció a Dios y a María Santísima, “por la fe que hemos recibido, por nuestra historia cristiana, por todos los alcalareños que nos han precedido en este camino durante tres siglos”.
La riqueza y el corazón humano
Sobre el Evangelio correspondiente al domingo XXVIII del tiempo ordinario que trata sobre la riqueza y del corazón humano, “Jesús enseña que para un rico es muy difícil entrar en el Reino de Dios, pero no imposible, porque Dios puede conquistar el corazón de una persona que posee muchos bienes e impulsarla a la solidaridad con quien está necesitado, con los pobres, para entrar en la lógica del compartir”.
En este sentido, el arzobispo de Sevilla dijo que “todo empieza con un encuentro de Jesús con uno que «era muy rico». Se trataba de una persona que desde su juventud observaba fielmente todos los mandamientos de la Ley de Dios, pero todavía no había encontrado la verdadera felicidad; y por ello pregunta a Jesús qué hacer para «heredar la vida eterna». Por un lado, es atraído, como todos, por la plenitud de la vida; por otro, estando acostumbrado a contar con las propias riquezas, piensa que también la vida eterna se puede «comprar» de alguna manera, y que Jesús le ofrecerá algún medio para conseguirlo”.
Subrayó que este esquema se repite también en nuestro tiempo, porque el corazón humano, “en cualquier época, está sediento de felicidad, una sed que sólo Dios puede saciar. En ese camino de búsqueda de felicidad y de sentido, el encuentro con Cristo provoca un cambio radical en la vida”. Por ese motivo, “el que encuentra a Jesús, encuentra el tesoro, y eso produce plenitud y alegría, llena de sentido la existencia. Una vez hallado el tesoro, se produce un cambio profundo, una auténtica conversión. Es el salto de ser majo, de ser una buena persona, a un compromiso decidido por entrar en camino de perfección, de santidad”.
Hermandad Servita de Jesús Cautivo
Don José Ángel manifestó que el 250 aniversario de la Hermandad Servita de Jesús Cautivo es motivo de agradecimiento. “Damos gracias a Dios por todos los dones recibidos en estos años. Los primeros documentos de la Venerable Hermandad y Orden Tercera de Siervos de María Santísima de los Dolores, de Alcalá de Guadaíra, vinculada en sus orígenes a la de la parroquia de San Marcos de Sevilla, están fechados en 1774. En los años sesenta del siglo XX, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de la Esperanza se hace cargo del culto y la capilla de la Virgen Servita, y comienza la unión de las dos Hermandades, decretada por el Arzobispado de Sevilla en 1978”.
En este día tan señalado, “contemplamos el pasado con gratitud, damos gracias a Dios por tantos dones recibidos, recordamos a tantas personas que nos han precedido en el camino y que están en la presencia del Padre; a la vez, afrontamos el futuro con esperanza, confiando en Dios y en los hermanos con los que compartimos el camino; y ante los retos del momento presente, pedimos para los miembros de la Hermandad una espiritualidad recia y profunda, que se fundamenta sobre todo en la Palabra de Dios y en la Eucaristía; una formación sólida, para poder dar razón de nuestra fe; y una acción caritativa y social eficaz y evangelizadora en la ciudad”.
Finalmente, monseñor Saiz Meneses felicitó a todos los hermanos en este importante aniversario y los exhortó a rezar por la paz en el mundo. “Que este aniversario nos ayude también en la tarea de transmitir la fe a los más pequeños y a los más jóvenes de nuestra Hermandad y de nuestra ciudad, Alcalá de Guadaíra, a acoger con alegría la invitación de Jesús para entrar en la plenitud de la vida, para aspirar a la santidad, con alegría, de la mano de Nuestra Señora de la Esperanza”.
Después de la Misa, la imagen titular de la antigua Orden Servita recorrerá las calles de Alcalá de Guadaira por primera vez en su historia. Esta procesión será el colofón de los actos y cultos conmemorativos que ha celebrado la Hermandad Servita del Cautivo durante el curso 2023-24.
Hace dos semanas D. Luis Piñero, Vicario Episcopal presidió la Eucaristía con motivo de la festividad de Santos Ángeles Custodios, y en la jornada de hoy, festividad de Virgen del Pilar, Monseñor Rico Pavés presidió la Eucaristía de la patrona de la Guardia Civil.
La Iglesia Asidonense, durante estas semanas ha estado presente junto a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y Militares, entre estas destaca la Policía Nacional y la Guardia Civil.
La primera celebración fue la festividad de los Santos Ángeles Custodios, patrón de la Policía Nacional. En este caso, D. Luis Piñero, Vicario Episcopal para la Evangelización fue el encargado de presidir la Eucaristía en el acto organizado por este Cuerpo de Seguridad del Estado.
La segunda celebración ha tenido lugar hoy en el Monasterio de la Cartuja de Santa María de la Defensión. En este lugar, Monseñor José Rico Pavés ha presidido la Eucaristía junto a la Guardia Civil, que celebraba a su patrona, la Virgen del Pilar.
Tras la Santa Misa, tuvo lugar la tremolación del estandarte de Castilla, el canto del Te Deum y la ofrenda floral ante la tumba de los Reyes Católicos.
Ante la tumba de los Reyes Católicos, que lograron la unidad de España y promovieron la evangelización en el Nuevo Mundo, se han llevado a cabo las principales celebraciones en la festividad de la Virgen del Pilar y Día de la Hispanidad, en la Capilla Real. Un año más, este templo, que custodia los restos de los Reyes Católicos, ha sido el epicentro de las celebraciones este 12 de octubre.
Unas celebraciones que comenzaron con la Eucaristía presidida por el arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, y concelebrada por los cabildos de la propia Capilla Real y de la Catedral, acompañados por los formadores del Seminario Mayor y sus seminaristas.
En sus palabras durante la homilía, Mons. Gil Tamayo ha recordado el legado de unidad para España que ha dejado la Sierva de Dios Isabel La Católica, “una reina cristiana, valiente y visionaria, que supo unir a los reinos de Castilla y Aragón”.
LOS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN NUESTRA PATRIA
“En esta misa de la fiesta de la Virgen del Pilar, fiesta nacional de España y de Hispanoamérica, nos hacemos eco de la alabanza de la mujer que le sale el paso a Cristo en el Evangelio referido a su madre y hace esas alabanzas de la madre de Jesús. Y hacemos realidad también la profecía de la misma Virgen María en su visita a Santa Isabel al recitar el Magníficat: ‘Me llamarán bienaventurada todas las generaciones’”, señaló el arzobispo en su homilía.
“Es lo que estamos haciendo, queridos hermanos, al celebrar esta fiesta, que nos lleva a mirar agradecido los orígenes del cristianismo en nuestra patria. Cuando la Virgen se aparece, según la Tradición, al apóstol Santiago y le anima a la evangelización de nuestra tierra. Evangelización que es la que ha ido conformando a lo largo de la historia los elementos más profundos y grandiosos de nuestro ser como españoles y de nuestro puesto en la Historia. Como ha sido la gran gesta de la evangelización del Nuevo Mundo, que hoy conmemoramos también su descubrimiento. En esta fiesta que hoy celebramos con el nombre de hispanidad, de civilización con el sello de España, de su fe y de su cultura. (PARA LEER Y ESCUCHAR LA HOMILÍA PULSE AQUÍ)
El arzobispo, que pidió la intercesión de la Virgen del Pilar en este día festivo, habló de la unidad y de quienes llegan a nuestro país buscando un futuro mejor: “Que la Fiesta Nacional de España sea un momento de alegría en el que recordemos que juntos somos más fuertes, y que juntos podemos construir un futuro en libertad democrática de calidad mejor para todos, también para los que vienen buscando mejores condiciones de vida y a los que necesitamos para seguir manteniendo nuestro bienestar. Y no podemos criminalizarlos, sino al contrario, son un factor necesario en una España despoblada, en una España que ha limitado su natalidad, y que para mantener su bienestar y su nivel de vida necesita los brazos de quienes llegan en las condiciones más deplorables y a los que hemos de acoger e integrar”.
En la oración de los fieles, se rezó por las comunidades cristianas de España y América Latina, por los misioneros, por la paz en el mundo, por el Sínodo y por nuestros gobernantes, así como por el Jefe del Estado en la persona del rey Felipe VI.
TREMOLACION Y OFRENDA FLORAL
Tras la Santa Misa, las celebraciones en el interior de la Capilla Real continuaron con el acto cívico y la asistencia de autoridades civiles y militares, tanto de la ciudad como provinciales.
Con la asistencia, entre otros, de la consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Rocío Díaz, y la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, llegaba la comitiva de autoridades al interior del templo. Allí, como es tradicional, ante la tumba de los Reyes Católicos, tuvo lugar la tremolación del estandarte de Castilla, y la oración del Te Deum. Posteriormente, el arzobispo, junto al Capellán Mayor D. Manuel Reyes y el deán catedralicio, D. Eduardo García, acompañados por las autoridades civiles y militares, descendieron hasta el interior de la cripta donde se hallan los restos de los Reyes Católicos.
Ante la tumba se hizo entrega de una ofrenda floral y se rezó una oración dando gracias a Dios por los Reyes que lograron la unidad de España y promovieron la evangelización de los pueblos recién descubiertos del Nuevo Mundo, que tuvo lugar en 1492.
En estas pasadas horas hemos conocido la triste noticia del fallecimiento de D. Francisco Pérez Pérez. La misa exequial tendrá lugar, D.m., mañana domingo 13 a las 16,00h. en la Residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. El velatorio será en la misma residencia.
Encomendamos a D Francisco para que viva en plenitud la misericordia del Señor en la que tanto confió mientras fue su ministro, y con tanta fidelidad anunció.
Obituario
Hijo del matrimonio cristiano de Antonio y María Dolores, nació en Macael el uno de mayo de 1935, en cuya parroquia de Santa María del Rosario recibió el Bautismo. Bajo la mirada de la Virgen creció su vocación sacerdotal e ingresó en el Seminario. Obtenida la Licenciatura en Teología por la Facultad de Teología de Granada, fue ordenado diácono por el Obispo diocesano, Mons. Alfonso Ródenas García el uno de noviembre de 1958 en Granada, que lo ordenó sacerdote en la S. y A. I. Catedral de la Encarnación de Almería el 28 de marzo de 1959.
Comenzó su ministerio sacerdotal en agosto de ese año hasta junio de 1964 como Vicario parroquial de Vera y Capellán de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que entonces tenían también una comunidad y residencia en esta ciudad. En aquellos años obtuvo plaza por oposición estatal como Profesor de Inglés en Instituto de Enseñanza Media. Después, como funcionario de carrera por oposición de la Diputación de Almería, fue Capellán del Hogar Provincial de la Virgen del Pilar de la capital, contiguo a la Bola Azul, y allí vivió su ministerio sacerdotal desde 1964 hasta 1990.
Simultáneamente, fue profesor de inglés en el Seminario Mayor de San Indalecio desde 1966 a 1968, y desde 1967 a 1992 fue profesor de latín en el Colegio de La Salle de Almería. En octubre de 1984 fue destinado como a Benahadux como Párroco por casi veinte años, donde se entregó a sus feligreses hasta junio de 2003, siendo también esos años miembro del Consejo Presbiteral en representación del Arciprestazgo Río Andarax.
Al producirse la transferencia de competencias administrativas de la Diputación, pasó al Servicio Andaluz de Salud desde 1990 hasta 2000, atendiendo la capellanía del Hospital Torrecárdenas y, específicamente, el área de Salud Mental. Volvió en 1997 como Profesor de Latín del Seminario Mayor de Almería y al alcanzar la edad de jubilación académica, en 2005 fue nombrado Profesor emérito del Centro de Estudios eclesiásticos de Almería.
Ya jubilado siguió sirviendo como sacerdote en distintas parroquias de la capital como San Sebastián y Santiago Apóstol, hasta que su ancianidad lo llevó a la residencia de las Hermanitas de los Ancianos desamparados de La Cañada de San Urbano donde el doce de octubre de 2024 pasó a la Casa del Padre, a los 89 años de edad y 65 de ministerio sacerdotal. Al día siguiente, en el domingo día de la Resurrección, en la Capilla de esta misma Residencia se celebrará la Misa Exequial, haciendo vivas las palabras del Señor de este domingo: “el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna” (Mc 10, 29-30).
Homilía de Mons. José María Gil Tamayo, en la Eucaristía celebrada en la Capilla Real, ante la tumba de los Reyes Católicos, con motivo de la festividad de la Virgen del Pilar y Día de la Hispanidad, el 12 de octubre de 2024.
Querido Manuel Capellán Mayor de esta Capilla Real;
queridos miembros de la Capilla Real;
querido deán y capitulares de nuestra Catedral;
queridos sacerdotes concelebrantes;
queridos formadores del Seminario y seminaristas;
queridas autoridades municipales presentes;
queridos hermanos y hermanas:
En esta misa de la fiesta de la Virgen del Pilar, fiesta nacional de España y de Hispanoamérica, nos hacemos eco de la alabanza de la mujer que le sale el paso a Cristo en el Evangelio referido a su madre y hace esas alabanzas de la madre de Jesús. Y hacemos realidad también la profecía de la misma Virgen María en su visita a Santa Isabel al recitar el Magníficat: “Me llamarán bienaventurada todas las generaciones”.
Es lo que estamos haciendo, queridos hermanos, al celebrar esta fiesta, que nos lleva a mirar agradecido los orígenes del cristianismo en nuestra patria. Cuando la Virgen se aparece, según la Tradición, al apóstol Santiago y le anima a la evangelización de nuestra tierra. Evangelización que es la que ha ido conformando a lo largo de la historia los elementos más profundos y grandiosos de nuestro ser como españoles y de nuestro puesto en la Historia. Como ha sido la gran gesta de la evangelización del Nuevo Mundo, que hoy conmemoramos también su descubrimiento. En esta fiesta que hoy celebramos con el nombre de hispanidad, de civilización con el sello de España, de su fe y de su cultura.
Precisamente, esta fiesta es la fiesta nacional de España. Y es un motivo para pedir por nuestra patria, por el Jefe del Estado, su majestad el rey, Felipe VI; por quienes nos gobiernan a todos los niveles: nacional, regional, provincial, local. Es un día para pedir por ello. Y por las regiones y pueblos de España, por nuestra ciudad de Granada, para que mantengamos lo que hemos pedido a Dios y que nos recordará después el prefacio de este día de fiesta. Hemos pedido la oración colecta, la fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en la caridad. En definitiva, la vivencia de las virtudes sobrenaturales de fe, esperanza y caridad tan necesarias en estos tiempos que vivimos, en que nuestras raíces religiosas que conforman el ADN de nuestra identidad nacional, en respeto exquisito a quienes no piensan como nosotros, pedimos que la fe cristiana siga informando nuestros comportamientos, para que la civilización cristiana, nacida de ella, se mantenga en las personas y en las familias, en nuestros pueblos, al pesar del secularismo en que nos vemos envuelto y que afecta también a las costumbres cívicas.
Este es un día de agradecimiento. No simplemente una mirada al pasado, sino al futuro y caer en la cuenta del quehacer que no se espera en la transformación del mundo en el que vivimos, de nuestra sociedad española, del afianzamiento de nuestros derechos y libertades fundamentales que consagra nuestra Constitución, y de sentir, o mejor dicho, recuperar y fortalecer nuestro sentido como pueblo, nuestro sentido patriótico, amar a la patria, de amor a nuestra nación. En definitiva, servir al bien común, poner entre los objetivos de nuestra vida con nuestro comportamiento personal y nuestro trabajo, con nuestro sentir y obrar colectivo, hacer una nación más próspera, donde el bien común reine en todo: en las personas, las familias y en todas las regiones y pueblos, sin que intereses partidistas o particulares, o la polarización que nos afecta a todos los niveles, desde el nivel internacional, el nacional, el regional y el local nos distraigan del bien común, que ha de ser empeño de todos, porque ha de servir a todos sin discriminación, especialmente a aquellos que están más desfavorecidos.
Pidamos al Señor por la intercesión de la Santísima Virgen María en este día, en su fiesta, que nos mantenga en la unidad, en la cohesión de pueblo y en el progreso para todos. Estos sentimientos, queridos amigos, que afloran aquí en nosotros en esta celebración, toman especial sentido por el lugar en que celebramos la Santa Misa, justo al lado en el que reposan los Reyes Católicos, especialmente la Sierva de Dios, la Reina Isabel. Forjadores del germen de nuestra unidad y de nuestra epopeya civilizadora y de evangelización en el Nuevo Mundo, como he dicho. Que la leyenda negra y los reprobables comportamientos personales de la época, como los de la nuestra también, no pueden empañar en el trabajo del conjunto de la nación y en el grandioso balance de nuestra Historia.
Desde Granada, recordamos, pues, el legado de Isabel la Católica, una reina cristiana, valiente y visionaria, que supo unir a los reinos de Castilla y Aragón. Hoy estamos en un verdadero centrifugado regional, sentando las bases, entonces, para la España que conocemos hoy en día. El legado de Isabella Católica es también un recordatorio de la importancia de la unidad inquebrantable y solidaria de los pueblos y regiones de España, que después de siglos ella forjó y que no podemos poner en peligro con esa lluvia. Somos ciertamente una antigua nación. Y a lo largo de la Historia, hemos enfrentado desafíos y conflictos, pero siempre hemos salido adelante cuando hemos permanecido unidos.
La diversidad de culturas, de tradiciones y lenguas que conviven en nuestra nación es un tesoro que debemos preservar, fomentar y celebrar como hacemos hoy, en esta fiesta nacional que los cristianos celebramos con un sentido religioso -y ésta es una acción y un acto religioso. Es fundamental recordar que la fortaleza de España radica en los valores espirituales, así como en la diversidad y en la capacidad de sus pueblos y regiones, para colaborar y trabajar juntos en aras del bien común. La solidaridad, la justicia, la libertad y el respeto mutuo son valores que debemos cultivar y promover en nuestra sociedad democrática, para construir un país más justo y próspero para todos.
Isabel La Católica nos enseña que el diálogo y la concordia son fundamentales para superar las diferencias y construir un futuro en común. Su verdadero legado nos invita a reflexionar sobre la importancia del respeto y el entendimiento entre todos los españoles, sin importar su origen o su historia.
En este día de celebración, hemos de renovar nuestro compromiso con la convivencia pacífica entre todos sus habitantes, entre todos los pueblos de España. El triste recuerdo de nuestros enfrentamientos, fraticidas, que han dejado heridas abiertas que todavía perviven. Hemos de superarlo. Que la herencia de Isabel La Católica nos inspire a seguir trabajando juntos por una nación más fuerte, más justa y más solidaria. Queridos hermanos, que la hispanidad sea motivo de hermanamiento con los pueblos de Hispanoamérica, de orgullo y de celebración para todos, recordándonos que nuestra diversidad es nuestra mayor riqueza, el mestizaje.
Que la Fiesta Nacional de España sea un momento de alegría en el que recordemos que juntos somos más fuertes, y que juntos podemos construir un futuro en libertad democrática de calidad mejor para todos, también para los que vienen buscando mejores condiciones de vida y a los que necesitamos para seguir manteniendo nuestro bienestar. Y no podemos criminalizarlos, sino al contrario, son un factor necesario en una España despoblada, en una España que ha limitado su natalidad, y que para mantener su bienestar y su nivel de vida necesita los brazos de quienes llegan en las condiciones más deplorables y a los que hemos de acoger e integrar.
Es mucho más, queridos hermanos, lo que nos une que lo que nos separa. Que la unidad y la solidaridad sobre el cimiento de nuestra fe cristiana siga siendo los pilares sobre los que se sustenta nuestra nación y que la memoria de Isabel La Católica en este día de la Hispanidad nos guía en el camino hacia un mañana lleno de esperanza y de prosperidad para todos, sin excusión. A ello quiero seguir contribuyendo la Iglesia.
En definitiva, le pedimos que la Santísima Virgen del Pilar interceda para que nos conceda como decíamos al Señor en la oración colecta seguridad en la fe, firmeza en la esperanza y constancia en el amor.
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