Mons. José María Gil, nombrado arzobispo coadjutor de Granada

El Papa Francisco ha nombrado a Mons. José María Gil Tamayo arzobispo coadjutor de Granada. Así lo ha comunicado la Santa Sede el sábado 16 de julio de 2022, a través de su Nunciatura en España. Mons. Gil Tamayo es actualmente obispo de Ávila.

Según indica el Código de Derecho Canónico, el obispo coadjutor toma posesión de su oficio cuando presenta las letras apostólicas de su nombramiento al obispo diocesano y al colegio de consultores. El obispo coadjutor pasa inmediatamente a ser obispo de la diócesis para la que fue nombrado cuando esta quede vacante. También determina que ha de ser nombrado vicario general por el obispo diocesano.

 

José María Gil Tamayo, obispo de Ávila desde diciembre de 2018

José María Gil Tamayo nació el 5 de junio de 1957 en Zalamea de la Serena (Badajoz). Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de septiembre de 1980 y pertenece al clero de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz. Es licenciado en Estudios Eclesiásticos en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra y en Ciencias de la Información por la misma Universidad de Navarra.

Desarrolló su labor pastoral durante nueve años en pueblos de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz y en 1992 se hizo cargo de la dirección de la delegación de Medios de Comunicación y de la Oficina de Información de su diócesis y fue nombrado canónigo de la Catedral Metropolitana de Badajoz.

Durante 13 años (1998-2011) fue director del Secretariado de la Comisión de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y dirigió el Servicio de Información de la Iglesia católica en España (SIC). En este ámbito ha sido profesor del postgrado Experto en Comunicación Social de la Universidad Pontificia de Salamanca y de la Diplomatura en Comunicación Social, promovida en las diócesis cubanas por el Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales y la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba. En la Curia Romana ha sido Consultor del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales (2006-2016).

En 2012 fue portavoz en lengua española de la XIII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, celebrado del 7 al 28 de octubre y en febrero y marzo de 2013 fue adjunto para lengua española del Portavoz de la Santa Sede durante el periodo de renuncia de Benedicto XVI, Sede Vacante, Cónclave y elección del Papa Francisco.

En la Conferencia Episcopal fue secretario general en el quinquenio 2013-2018. El 6 de noviembre de 2018 se hizo público su nombramiento como obispo de Ávila y recibió la ordenación episcopal el 15 de diciembre del mismo año. Fue miembro de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social desde abril de 2019.

En la actualidad es miembro de la Comisión Ejecutiva de la CEE desde marzo de 2020 y la Asamblea Plenaria de abril de 2022 lo nombró Presidente del Consejo de Estudios y Proyectos de la CEE.

 

 

Mensaje de saludo a los fieles de la Archidiócesis de Granada

Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo coadjutor electo de la Archidiócesis de Granada.

Ávila, 16 de julio de 2022

Festividad de N. Sra. del Carmen

Queridos hermanos:

Al hacerse público mi nombramiento como Arzobispo Coadjutor de la Archidiócesis de Granada deseo expresar en primer lugar mi gratitud al Papa Francisco por la confianza que deposita en mi persona al confiarme este nuevo encargo ministerial y le reitero mi comunión y afecto fraterno como sucesor que es del Apóstol Pedro y Cabeza del Colegio Episcopal.

Así mismo deseo manifestar mi cariño y comunión a Mons. Francisco Javier Martínez Fernández, nuestro Arzobispo, al que soy enviado como hermano en la misión compartida de pastorear la querida diócesis de Granada. Agradezco su trabajo y su acogida fraterna, llena de cariño y confianza, así como su oración, que nos aúna en el servicio que hemos de prestaros como pastores vuestros.

Voy a vosotros, queridos hermanos, con ilusión y el deseo de serviros con todas mis fuerzas, sabiendo que me incorporo al peregrinar de la Iglesia particular de Granada, que es rica en historia y vitalidad cristiana, en santidad y apostolado, con un presente lleno de realidades e iniciativas pastorales, así como un futuro esperanzador. Quiero aprender de vosotros.

Soy consciente, os confieso, de mis limitaciones personales ante la grandeza de la misión que se me confía y, por ello mismo, necesito más de vuestra ayuda y oración, así como la intercesión de nuestros santos granadinos, para que, como Iglesia, caminemos juntos anunciando con alegría el Evangelio salvador de Cristo y testimoniarlo en esta hora cargada de incertidumbres, pero también de esperanza en el Señor Jesús, que nos guía y se hace presente en medio de nuestro pueblo. No deseo otra cosa que serviros y de quereros como pastor vuestro en el nombre del Señor, especialmente a los más pobres y desfavorecidos.

Os suplico y sé que cuento de manera especial con vuestra imprescindible ayuda y acogida fraterna, queridos hermanos sacerdotes, y agradezco vuestro servicio y entrega generosa a nuestra gente. Lo mismo que con la de los hombres y mujeres que forman parte de la Vida Consagra, tan presentes en nuestra diócesis. Ruego a las queridas comunidades contemplativas que pidan continuamente al Señor por este obispo que os llega desde la diócesis, para mí tan querida, de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz y también de la reina Isabel la Católica.

Por mi parte no he hecho otra cosa desde que conocí mi nombramiento que rezar por vosotros, por cada uno de los pueblos y ciudades de la diócesis de Granada, por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada y misionera.

En este sentido me alegro de la realidad esperanzadora de nuestros seminarios y saludo con cariño a nuestros seminaristas y sus formadores, así como a cuantos se dedican al importante trabajo de la educación y cultura cristiana, a los profesores de religión y a los catequistas y voluntarios de Cáritas, Manos Unidas y demás realidades socio-caritativas que muestran el rostro samaritano de la Iglesia para con los más pobres y nuestro mejor argumentario de fe en nuestro mundo: el amor fraterno. ¡Gracias por vuestro compromiso, lo mismo que el de nuestros misioneros granadinos!

Mi saludo y mi cariño a los fieles laicos de nuestra diócesis de Granada, presentes en nuestras parroquias, hermandades y cofradías, así como en los movimientos y asociaciones apostólicas, al igual que a nuestros jóvenes cristianos, verdaderos protagonistas de la evangelización juvenil.

Queridas familias y cuantos trabajáis en la pastoral familiar, os envío con mi saludo, mi apoyo y mi cariño en la apasionante tarea de ser iglesias domésticas que anuncien el Evangelio de la Familia y de la Vida. ¡Gracias por vuestro testimonio, generosidad y fidelidad!

Saludo a las autoridades de la entera provincia de Granada y les ofrezco mi colaboración para seguir trabajando por el bien de nuestro pueblo.

Queridos hermanos: Me encomiendo a vuestras oraciones y ayuda que me da confianza y ruego a san Cecilio que nos obtenga de Jesús la pasión evangelizadora con la que él nos transmitió en los comienzos el Evangelio de Cristo.

Que Nuestra Señora de las Angustias, nuestra patrona, bajo cuyo amparo materno pongo mi ministerio episcopal entre vosotros nos auxilie y cuide, y nuestros santos y beatos granadinos intercedan por nosotros.

Con el deseo de estar pronto con vosotros recibid todo mi cariño y bendición.

+ José María Gil Tamayo

Arzobispo Coadjutor electo de Granada

 

Mensaje de D. Javier Martínez a la Diócesis, tras el nombramiento del arzobispo coadjutor en Granada

 

Mensaje de D. Javier Martínez, arzobispo de Granada, tras hacerse público el nombramiento del arzobispo coadjutor electo para la Archidiócesis con derecho a sucesión, el 16 de julio de 2022, fiesta de Nuestra Señora del Carmen.

 

I.- “TODO LO CONSIDERO PÉRDIDA COMPARADO CON LA EXCELENCIA DEL CONOCIMIENTO DE CRISTO JESÚS” (FLP 3,8)

El primer movimiento de mi corazón cuando he tenido noticia de que el Santo Padre me había concedido un arzobispo coadjutor con derecho a sucesión ha sido de inmensa gratitud al Papa.

 

Mi gratitud al Papa tiene muchas facetas y muchas modalidades. Le estoy profundamente agradecido por su ministerio y su testimonio permanente de entrega al servicio de todas las Iglesias, y especialmente de las que tal vez nosotros pensamos que menos lo merecen o que están más abandonadas o que están más lejos. Y en ese testimonio uno puede reconocer el vibrar mismo de la Encarnación del Hijo de Dios, que no tuvo como algo digno de retener el ser igual a Dios para asumir la forma de siervo y venir a estar entre nosotros y compartir nuestra humanidad en todos sus aspectos. Ese es el primer gesto con el que el Santo Padre nos enseña. La verdad es que también los Papas anteriores nos han enseñado tanto y más con sus actitudes y con sus gestos que con su misma enseñanza. Pero también le doy gracias al Papa por su enseñanza, por haber tenido el valor de, recogiendo el mensaje básico –uno de los mensajes clave del Concilio-, haber tratado de articular la relación entre sobrenatural y natural, la relación entre el cristianismo y nuestra humanidad de una manera que respondiera más a las necesidades de nuestro tiempo. Y también a las exigencias de la propia fe y de la Tradición cristiana, que nunca ha sido algo recortado y alejado de la realidad, sino un motor de cambio, una posibilidad de recuperación de una humanidad verdadera en todos los sentidos.

En ese Magisterio que continúa la enseñanza social de la Iglesia, a través de sus encíclicas y de otras decisiones, uno ve cómo el cristianismo trata de ser hecho como propuesta para todos más relevante para nuestra ida concreta, más relevante para la cultura en la que vivimos (una cultura que uno puede calificar de post-cristiana en muchos aspectos) y más relevante para la construcción de ese pueblo nuevo que es la Iglesia que nace de la Resurrección de Cristo, y que sigue vivo y seguirá vivo siempre.

A esa gratitud por lo que es el ministerio del Papa Francisco, yo uno la gratitud por todos los muchísimos signos de afecto y de delicadeza que ha querido tener conmigo a lo largo de los años de mi ministerio que han coincidido con su pontificado. Este es uno más y yo le doy las gracias por él. Se las doy de todo corazón sin ningún tipo de reserva y sin ningún tipo de fisura.

 

II.- “LA VERDAD OS HARÁ LIBRES” (JN 8, 32)

Tras haber expresado mi gratitud y, aunque no lo haya expresado, mi fidelidad y obediencia sin fisuras al magisterio y a las indicaciones y al ministerio del Papa Francisco, yo quiero expresar también lo que han sido estos años -19, ya- de servicio y de relación con la Iglesia de Granada.

Yo entendí la bula con la que yo venía a Granada como un desposorio. Y puedo decir que amo y he amado estos años profundamente a esta Iglesia. Y no sólo a la Iglesia, sino también a los hombres y mujeres que viven aquí, y que tal vez están alejados de la Iglesia, muchas veces por culpa nuestra. Pido perdón si alguno se ha alejado por culpa mía. Pero, mi único sentimiento es el de amor, el deseo de dar mi vida por la misión que el Señor me había confiado en Granada. Es el amor de un ser humano y, por lo tanto, es un amor torpe, con muchas deficiencias, con muchos límites, pero con un deseo de dar la vida realmente por el Señor y por Su Cuerpo que es la Iglesia, y este trocito de Iglesia precioso que Él me ha confiado. Y por este trocito de humanidad igualmente precioso, llenos de deseo de humanidad verdadera, de felicidad, de plenitud, que caracteriza al ser humano y que está muy a flor de piel en la sociedad granadina.

Dios mío, siento no haberla servido como ella se merece, tantas veces, todos los días. Y sin embargo, renuevo mi amor por ella, hasta la vida eterna.

 

III.- “NO HE VENIDO A SER SERVIDO, SINO A SERVIR” (MT 20, 28)

Por último, no puedo dejar de expresar mi gratitud y, además, una gratitud rebosante también, para D. José María Gil Tamayo, el arzobispo coadjutor que el Santo Padre ha querido concederme. Por su disponibilidad y por su obediencia.

Yo acabo de decir que servir a la Iglesia, amar a la Iglesia, siempre es un privilegio en cualquier circunstancia y en cualquier lugar del mundo. Yo he vivido como un privilegio el servir a la Iglesia de Granada. Yo sé que él también tendrá esta misma experiencia, a medida que se vaya acercando a vosotros. Viene con los brazos abiertos. Viene con el corazón abierto. Muy deseoso de ser un buen servidor; “servidor bueno y fiel”, como dice el Evangelio. Pero también soy consciente de que servir a una Iglesia como Ávila, aunque pueda ser como diócesis más pequeña que Granada y aunque tenga menos responsabilidades que un arzobispo metropolitano, es una diócesis tan singular, tan bella, tan rebosante de memorias de Santa Teresa y de todo lo que ha significado la Reforma católica en el comienzo de la modernidad, que es un privilegio enorme al que renunciar supone un sacrificio. Y él ha asumido este sacrificio de no llevar mas que tres años en la diócesis de Ávila para venirse a Granada, con un corazón abierto y generoso.

Yo os pido que le recibáis con ese mismo corazón abierto y generoso con el que él viene a vosotros. También os digo que, aunque lleva pocos años de obispo, su experiencia de la Iglesia es muy singular, puesto que ha sido durante años Secretario de la Conferencia Episcopal, por lo tanto es un hombre conocido; es un hombre que ha dado ya muchas muestras de su disposición a servir a la Iglesia, tal como es y tal como Dios nos la confía. Yo estoy seguro que podremos colaborar juntos de la manera que el Señor ha dispuesto como verdaderos hermanos, como una sola persona, cada uno con su riqueza y con su singularidad y con sus cualidades propias, también con nuestros defectos propios. Los míos los conocéis. Los suyos son mucho más pequeños, y por lo tanto menos fáciles de distinguir, pero juntos os serviremos mientras Dios quiera para vuestro crecimiento en Cristo, para que podáis vivir la vida nueva que Cristo nos da, la libertad de los hijos de Dios, el gozo de la fe, la esperanza y el amor que Cristo ha venido a sembrar en este mundo tan herido.

+ Javier Martínez

Arzobispo de Granada

16 de julio de 2022

 

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