Se han reunido en Madrid 36 mujeres procedentes de 17 países diferentes.
El fin de semana del 1 al 3 de julio de 2011 se reunieron en Ciempozuelos – Madrid, 36 mujeres procedentes de 17 países del mundo. Ellas participan de proyectos oblatas de Europa (España, Italia y Portugal).
Las mujeres provenían de: Guinea Ecuatorial, Rumanía, Nigeria, Bolivia, Brasil, República Dominicana, Tailandia, Albania, Macedonia, Argentina, España, Portugal, Angola, Paraguay, Perú, Colombia y Venezuela.
La congregación acaba de finalizar el año dedicado a la celebración del 200 aniversario del nacimiento del Padre fundador, José María Benito Serra, este encuentro enmarcado dentro de esta conmemoración, ha sido preparado por personas jóvenes junto a la comisión de pastoral juvenil y laicado de la Región Europa. Han colaborado voluntariado de la ONG redentorista, Acción para la Solidaridad, en el traslado de las mujeres a la casa y en el servicio de guardería, y otras personas pertenecientes al voluntariado oblata de Madrid.
El encuentro tenía como objetivo acercar a las mujeres la figura de los fundadores y crear un espacio de diálogo entre culturas. La primera actividad desarrollada tenía como fin el poder descubrirnos mujeres con una historia y un recorrido personal que nos llevaba por determinadas circunstancias a estar en esa casa de Ciempozuelos. Constamos la diversidad pero también la riqueza de culturas presentes. Visitamos el Palacio Real de Madrid, queremos agradecer a Patrimonio que nos ha facilitado la gratuidad de las entradas para todo el grupo. En el Palacio Real de Madrid, descubrimos las huellas de Antonia María de Oviedo, en su etapa de institutriz de las Hijas de la Reina Regente María Cristina de Borbón. Fue una visita interesante y enriquecedora para todas. Más tarde en Ciempozuelos seguimos descubriendo más rasgos de la figura de los fundadores.
Compartimos además las características que definen a las mujeres en la actualidad, analizando las discriminaciones de género que siguen existiendo en las diferentes culturas del mundo. Constatamos que aún siguen vigentes muchas situaciones de discriminación y a nosotras como mujeres nos corresponde ponerles rostro e intentar cambiarlas.
Y para finalizar terminamos invocando al Dios de la vida para que bendiga nuestro mundo, representado en todos los pueblos que allí estaban presentes, que bendiga a todas las personas, independientemente de su raza o condición, y que nos dejemos bendecir cada una de nosotras.
Agradecemos el esfuerzo de todos los proyectos por hacer realidad este encuentro, y a las mujeres por su ilusión y ganas de compartir. Una vez más sentimos con fuerza que Dios está presente en medio de nuestro mundo y que entre todas y todos podemos construir su Reino.