«Fiesta de Nuestra Señora de la Merced», pronunciada por el Arzobispo de Sevilla, el 24 de septiembre de 2011.
1. Celebra hoy la Iglesia la memoria de Ntra. Sra. de la Merced, devoción muy arraigada en el Reino de Aragón desde el siglo XII y popularizada a partir del siglo XIII por San Pedro Nolasco y San Raimundo de Peñafort, fundadores de la Orden de la Merced para la redención de cautivos. Los comienzos del siglo XIII debieron ser muy duros para las ciudades del mediterráneo español. Eran frecuentes las incursiones de los turcos y beréberes en nuestro litoral, sembrando muerte y destrucción y haciendo cautivos a miles de cristianos que eran deportados al norte de África. Los frailes mercedarios redimen a los esclavos con las limosnas de toda la cristiandad y, sobre todo, con la protección y el amparo de la Virgen que les hace la merced de alcanzar la libertad.
2. La fiesta que hoy celebra la Iglesia nos muestra a la Santísima Virgen como “merced de Dios”, regalo de Dios para la humanidad. Pero antes de ser regalo y merced de Dios para nosotros, ella experimenta en su propia vida la merced y la misericordia de Dios, que libre y gratuitamente la elige y prepara para que sea madre de su Hijo; y que en su concepción inmaculada se derrama sobre ella, la consagra, la envuelve, la colma de gracia y la introduce en el corazón mismo de Dios.