“De Ratzinger destacaría su gran humanidad y clarividencia de juicio, que es lo que el mundo pide a la Iglesia en estos momentos”
El arzobispo de Granada, D. Francisco Javier Martínez Fernández ha mantenido esta tarde, tras conocerse la noticia de la elección del nuevo Papa, un encuentro con los medios de comunicación granadinos.
En este diálogo con los periodistas, el Arzobispo ha reconocido que la elección “es una alegría muy grande para todos. Es un signo de que el mensaje del Pontificado de Juan Pablo II continúa. Él ha sido probablemente el colaborador más estrecho de Juan Pablo II y por tanto una garantía de que su legado, que ha movido a millones de personas a la alegría y la esperanza, sigue vivo en medio de nosotros y permanece”.
D. Javier Martínez, también ha declarado haber trabajado junto a él. De sus características personales ha destacado por una parte «su gran humanidad. Lo ha dicho él en sus primeras palabras: “soy un trabajador en la viña del Señor”. Lleno de sencillez y de humildad es capaz de acercarse a todas las personas en su condición concreta» y por otra parte su clarividencia de juicio “lo que el mundo pide probablemente a la Iglesia en estos momentos que son momentos de mucha perplejidad, de cambios acelerados, de falta de referencias, es una clarividencia de juicio. De juicio sobre los poderes de este mundo, de criterio a la hora de construir una humanidad bonita de todos los pueblos”.
Y estas dos cualidades -continua el Arzobispo- “quizás están también detrás de la elección del nombre Benedicto XVI”. Respecto a esta decisión, D.Javier Martínez, ha hecho referencia a un «libro importantísimo de filosofía de los años 80, publicado por MacIntyre que provenía del marxismo, donde al final del su libro sobre historia de la ética, terminaba diciendo: “el mundo contemporáneo no está esperando Godot sino a un nuevo San Benito”. Yo cuando he oído el nombre me he acordado inmediatamente de esa frase. ¿Qué es lo que caracterizó a San Benito?, pues que en un momento como la caída del Imperio Romano, un momento de cambio cultural tan fuerte como fue el siglo V, se caracterizó por promover el comienzo de una humanidad que luego dio lugar a Europa. Justamente insistiendo en la proximidad de unas comunidades donde el afecto por Cristo genera un afecto por el hombre. La característica de los Benedictinos y de su tradición, ha sido la hospitalidad, el amor al hombre en tanto que hombre. Yo creo que si esa es la razón que ha movido al cardenal Ratzinger a escoger para su pontificado el nombre de Benedicto es una razón preciosa que nos llena a todos de esperanza. Si hay que buscar alguna conexión con Benedicto XV, que fue Papa justamente después de la Primera Guerra Mundial, fue el esfuerzo por construir la paz y por lograr la unión con las Iglesias del Este. Dos preocupaciones también en el fondo del corazón de Juan Pablo II».
