Carta pastoral del Cardenal Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla, con motivo de
El punto de partida no puede ser un convencimiento más compartido y fundamental: la vida es un bien precioso, que no solo hay que guardar con el mayor interés, sino hacer también lo posible para que cada día se pueda disfrutar mejor de todo aquello que ayuda al hombre a ser más auténtico y responsable, viviendo en paz consigo mismo y con los demás.
Cuidar de la propia vida y de la de los demás. Porque sería una hipocresía inconcebible, el valorar y defender la propia vida como un bien inestimable, y despreciar o atentar contra la vida de los demás.
En este sentido, Benedicto XVI, en una de sus alocuciones, ha hecho un llamamiento a una conducta coherente: «Por desgracia, todos los días, especialmente los fines de semana, se producen en las carreteras accidentes con numerosas vidas humanas trágicamente truncadas, y más de la mitad de las víctimas son jóvenes. Durante los últimos años se ha hecho mucho para prevenir estos trágicos sucesos, pero se puede y se debe hacer aún más con la colaboración y el esfuerzo de todos. Es preciso combatir la distracción y la superficialidad, que en un instante pueden arruinar el futuro propio y el ajeno. La vida es valiosa y única: se debe respetar y proteger siempre, también con un comportamiento correcto y prudente en las carreteras» (Angelus 26-7-05).
En estas palabras del Santo Padre, hay que subrayar el reconocimiento a lo mucho que se ha hecho para prevenir los accidentes de tráfico. Todos podemos constatar el trabajo realizado y las mejoras conseguidas. Lo cual es motivo de gratitud hacia cuantos han puesto su inteligencia y su trabajo para poder conseguir estos resultados. Naturalmente que todavía dista mucho de conseguirse el ideal. Por eso es necesario continuar en el esfuerzo.
Y con la colaboración de todos, como también indica Benedicto XVI. De poco valdría que unos cuantos pensaran y dirigieran, si no tuviera efecto en la aceptación de las normas necesarias para el ordenamiento del tráfico, y en el interés por la formación adecuada en cuantos utilizan vehículos y medios para los viajes y desplazamientos.
Por nuestra parte,
Que el Señor Jesucristo y
+ Carlos, Cardenal Arzobispo de Sevilla