DIOS NOS HABLA EN LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS
Carta de D. Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga
Dicen los evangelistas que Jesucristo reprochó a sus oyentes que no escuchaban a Dios, cuando les hablaba en los “signos de los tiempos”. Con la expresión, “signos de los tiempos”, el Señor se refería a los acontecimientos importantes de aquel momento histórico, que exigían adoptar una postura decidida y acorde con la fe, porque Dios sale al encuentro de sus hijos en la historia de cada día y juzga nuestro amor a Él por lo que hacemos o dejamos de hacer con el otro. Pues enseña el Evangelio que la sinceridad y la hondura de nuestro amor a Dios pasa por nuestro amor a los demás.
No podemos olvidarlo ante
El tradicional espíritu acogedor de España, y más concretamente de Andalucía, ha puesto de manifiesto sus mejores cualidades durante este tiempo. Sin embargo, a medida que la inmigración ha aumentado, vemos que surgen nuevas dificultades de todo tipo, relacionadas con el trabajo, con la vivienda, con la reunificación de las familias y con la convivencia en general. Es verdad que la mayoría de los ciudadanos saben dar un trato justo a los inmigrantes, pero no faltan los que se aprovechan indignamente de su situación de inferioridad para obtener ventajas injustas.
Por su parte, los que llegan en busca de un trabajo o de asilo político tienen sus defectos, igual que los españoles, pero podemos caer en la tentación de aplicar a todos ellos los actos delictivos de unos pocos. Es una tendencia muy minoritaria todavía, que empieza a despuntar en aquellos lugares en los que la inmigración ha crecido más y
Aunque los seguidores de Jesucristo no podemos conformarnos con ofrecer ese mínimo que es un trato respetuoso y justo, sino que nos debemos acercar a todos estos hombres y mujeres con amor evangélico y ayudarlos a integrarse. En especial, cuando constatamos que nuestros seres queridos más débiles, como los mayores y los enfermos crónicos, dependen en gran medida del trabajo, los cuidados y el cariño de las mujeres inmigrantes. Su contribución al bienestar de las personas más indefensas es algo digno de encomio, que honra a la inmensa mayoría de estas trabajadoras.
+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga