“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres” (Flp 4,4).
Queridos diocesanos:
¡Cristo ha resucitado! Alegría y gozo es el grito exultante de la Pascua.
¡Cristo ha resucitado! Es el grito que los cristianos del mundo entero lanzamos en estos días de Pascua, afirmando nuestra esperanza en Cristo resucitado.
¡Cristo ha resucitado! Resucitemos, pues, a una vida nueva, que deja atrás este mundo viejo destinado a pasar, y que se debate en interminables contradicciones. Cristo nos ha enseñado esa forma nueva de vida y, como fruto de su resurrección, nos ha dado su Espíritu, que nos ofrece una nueva libertad que asimila ese nuevo modo de vivir.
Dios ha resucitado a Jesús y le ha constituido Señor de la vida y Señor de los destinos de todos los hombres. En la resurrección de su Hijo, Dios se ha mostrado ya que siempre es Dios-con-nosotros. Él compartirá su vida y su gozo, pues también a nosotros nos resucitará con Cristo.
Sin la resurrección de Jesús y, consiguientemente, sin la esperanza en la nuestra, el amor se vuelve absurdo. Es propio del amor que quien ama quiera que la persona amada viva siempre.
¡Cristo ha resucitado! ¡Tú, Señor, resucitado y vivo, eres la esperanza siempre nueva de la Iglesia y de la humanidad!¡Tú eres la única y verdadera esperanza del hombre y de la historia! ¡Tú eres entre nosotros la esperanza de la gloria ya en esta vida y también más allá de la muerte!
Os invito a vivir como resucitados. Es decir, vivir con verdadera alegría y esperanza.
¡Feliz Pascua de Resurrección 2005!
+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta