Mis queridos diocesanos:
Un año más os invito a participar activamente en el XXVII Semana de la Familia, en nuestra querida y amada Diócesis de
El lema es de ingente actualidad, dada la forma en la que está siendo tratada la familia en la sociedad actual. La familia ha sido maltratada y requiere un tratamiento muy especial.
1. Cambios profundos a los que está sometida la familia
Hoy día hablamos mucho de los cambios de nuestra sociedad. Quizás en donde más se encuentran los cambios es en las familias. En la vida familiar todo ha cambiado profundamente. Hemos cambiado nuestras casas, electrodomésticos, muebles, etc. Mejoramos. Hay una constante emigración interior dentro de
Todo esto es posible porque han cambiado los ingresos familiares, trabaja el marido y la mujer, con eso ha cambiado la forma de estar y de convivir. Pero existen también familias en paro; familias que tienen que pagar un alquiler y apenas pueden hacerlo.
Ha cambiado la manera de tratarnos dentro de
2. Aportación a la familia en el siglo XXI
La aportación a la familia en el siglo XXI, especialmente a las familias jóvenes y a las familias del futuro en esta tierra e Iglesia de
“La familia cristiana es la revelación y el don de la plenitud de la revelación humana mediante el amor entre el varón y la mujer como medio de plenitud humana cristiana, como lugar más apto para el nacimiento y crecimiento del ser humano, como instrumento de gracia sanante, santificante y beatificante que Dios nos ha dado para la realización y felicidad de los hombres” (cf. Mons. Fernando Sebastián). Se trata simplemente de ofrecer lo que Dios nos ha revelado y hace posible con su gracia para bien de todos, de los que se casan, de sus hijos, de la sociedad entera.
3. Significado de esta aportación
La aportación de la familia cristiana significa simplemente ayudar a las familias del XXI a vivir religiosamente su vida ordinaria. Esto quiere decir:
– fortalecer en los miembros de la familia la memoria y presencia de Dios;
– fortalecer en la vida familiar el reconocimiento, la obediencia, la confianza, el amor de Dios;
– fortalecer en casa y en la familia el sentido de pertenencia a la Iglesia, las relaciones con la parroquia, las actividades como miembros de una comunidad cristiana;
– fortalecer el comportamiento cristiano en todos sus aspectos: litúrgicos, espirituales, sociales, etc.
En una palabra, impulsar y fortalecer la vida cristiana conjunta de familia, dentro y fuera de casa.
Estamos pensando en una vida cristiana renovada, personal, convencida, verdadera, vivida voluntariamente desde cada persona, pero expresada, compartida, vivida, también conjuntamente, como una dimensión importante de la vida familiar, en tiempo y espacio, en actuación, aficiones, gustos, manifestaciones, compromisos y acciones.
4. Distintas formas de aportaciones de la familia cristiana
El esfuerzo por ayudar a conocer y a vivir el ideal cristiano de la familia es una manera privilegiada de trabajar por la persona, a favor del bienestar espiritual y de la estabilidad afectiva del hombre y de la mujer, a favor del respeto a la mujer y a los ancianos, a favor de los niños, y por todo ello, a favor de la salud moral y el bienestar de una sociedad.
Frente a la lucha en contra de una civilización que tiende a valorar únicamente el bienestar material, simbolizado y reducido al dinero, con las secuelas de individualismo y soledad, nosotros propugnamos la familia matrimonial, fundada en el amor estable entre el varón y la mujer, que ayuda a crecer como persona. Todo ello es una manifestación de la fuerza restauradora del Evangelio, de la sabiduría y de la gracia de Dios.
Esta familia tendrá en la sociedad futura un papel profético. Será la demostración viviente de que es posible el amor, la fidelidad, la gratuidad, la confianza, la generosidad entre personas, y, por eso mismo, nos dirá que es posible la felicidad y
5. Exhortación e invitación
Os exhorto, queridos diocesanos, a que valoréis la aportación que la familia cristiana puede hacer a lo largo del siglo XXI.
Os invito a vosotros, jóvenes, y a los sacerdotes, mis fieles colaboradores, a los religiosos, religiosas, personas consagradas, diáconos, seminaristas, laicos y miembros de movimientos a participar activamente en esta XXVII Semana de la Familia, y a pedir al Señor, por intercesión de
Reza por vosotros, os quiere y bendice,
+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de
Cádiz, 25 de octubre de 2005.