«La Vida Consagrada es un don para la Iglesia, nace en la Iglesia, crece en la Iglesia, está totalmente orientada a la Iglesia». Fueron las palabras del Papa Francisco que recordó Mons. Vicente Jiménez Zamora, Arzobispo de Zaragoza y Presidente de la Comisión para la Vida Consagrada (CEVC) de la Conferencia Episcopal, en la homilía de la misa de clausura del Encuentro del Año de la Vida Consagrada que se ha celebrado este fin de semana en Madrid.
Entrega plena
La celebración de esta Eucaristía convocó a más de 1.500 religiosos y religiosas en la catedral de La Almudena. Mons. Vicente Jiménez señaló que «hoy damos gracias a Dios por el Año de la Vida Consagrada», que en España ha coincidido, también, con el Año Jubilar Teresiano.
Partiendo de las lecturas de la Palabra de Dios de este domingo, el Presidente de la CEVC habló sobre el matrimonio «entre el hombre y la mujer abierto a la vida», como «realidad humana que responde al plan originario de Dios». Y subrayó que «la gracia del sacramento del matrimonio es, al mismo tiempo, vocación y mandamiento (don y tarea)».
En palabras de Mons. Jiménez, también la Vida Consagrada puede entenderse en clave de matrimonio «que hace referencia a la exigencia de la Iglesia de vivir en la entrega plena y exclusiva a su Esposo».
Tras la homilía, religiosos y religiosas, vida religiosa contemplativa, miembros de institutos seculares, del orden las vírgenes y de las nuevas formas de vida consagrada presentes en el templo, volvieron a reafirmar los compromisos de su consagración: obediencia, pobreza y castidad.
Durante el ofertorio se presentó la recaudación que se ha realizado durante este Encuentro de la Vida Consagrada, como gesto solidario y que irá destinado a los religiosos y religiosas de Siria e Irak.En la Eucaristía celebrada esta mañana en La Almudena, también estuvieron presentes un nutrido grupo de Obispos, Superiores Mayores, y Delegados diocesanos para la Vida Consagrada.