1.- ¿Cómo ve la Iglesia a los medios de comunicación social?
«La Iglesia asume los medios de comunicación social con una actitud fundamentalmente positiva y estimulante. Considera que estos instrumentos no sólo son productos del ingenio humano, sino también grandes dones de Dios y verdaderos signos de los tiempos. La Iglesia desea apoyar a los profesionales de la comunicación, proponiéndoles principios positivos para asistirles en su trabajo, a la vez que fomenta un diálogo en el que todas las partes interesadas —hoy está implicada una gran parte de la humanidad— puedan participar.» (ECS, 4)
«El trabajo en estos medios, sin embargo, no tiene solamente el objetivo de multiplicar el anuncio. Se trata de un hecho más profundo, porque la evangelización misma de la cultura moderna depende en gran parte de su influjo.
No basta, pues, usarlos para difundir el mensaje cristiano y el Magisterio de la Iglesia, sino que conviene integrar el mensaje mismo en esta “nueva cultura” creada por la comunicación moderna. Es un problema complejo, ya que esta cultura nace, aun antes que de los contenidos, del hecho mismo de que existen nuevos modos de comunicar con nuevos lenguajes, nuevas técnicas, nuevos comportamientos psicológicos.» (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 37)
2.- ¿Qué es la ética en la comunicación social?
«El Concilio Vaticano II declaró: “Para el recto empleo de estos medios es totalmente necesario que todos los que los usan conozcan y lleven a la práctica fielmente en este campo las normas del orden moral” (Inter mirifica, 4). El orden moral al cual se hace referencia es la ley natural que obliga a todos los hombres, sobre todo, porque está escrita en sus corazones y expresa los imperativos de la auténtica realización humana. Para los cristianos, además, la ley natural posee una profunda dimensión, un significado más rico. Cristo es el Principio que, habiendo asumido la naturaleza humana, la ilumina definitivamente en sus elementos constitutivos y en su dinamismo de caridad hacia Dios y el prójimo. Incluimos aquí el más profundo significado de la libertad humana: que posibilita una auténtica respuesta moral, a la luz de Jesucristo, a la llamada a formar la conciencia, a hacerla objeto de continua conversión a la verdad y al bien.
En este contexto, los medios de comunicación social tienen tan sólo dos opciones. O ayudan a la persona humana a crecer en su conocimiento y práctica de lo que es verdad y bueno o son fuerzas destructivas en conflicto con el bienestar humano.» (EP,14)
«Los medios de comunicación están llamados a servir a la dignidad humana, ayudando a la gente a vivir bien y a actuar como personas en comunidad. Los medios de comunicación realizan esa misión impulsando a los hombres y mujeres a ser concientes de su dignidad, a comprender los pensamientos y sentimientos de los demás, a cultivar un sentido de responsabilidad mutua, y a crecer en la libertad personal, en el respeto a la libertad de los demás y en la capacidad de diálogo.» (ECS, 6)
«El principio ético fundamental consiste en que la persona humana y la comunidad humana son el fin y la medida del uso de los medios de comunicación social; la comunicación debería realizarse de personas a personas, con vistas al desarrollo integral de las mismas.» (ECS, 21)
3.- ¿Qué desafíos plantean las nuevas tecnologías en el campo ético de la comunicación?
«Internet es el último y, en muchos aspectos, el más poderoso de una serie de medios de comunicación que durante el último siglo y medio ha eliminado progresivamente el tiempo y el espacio como obstáculos para la comunicación entre un gran número de personas. (…)
Actualmente hay muchas iniciativas buenas en Internet, con la promesa de otras muchas más, pero también se puede hacer mucho mal con su uso incorrecto. Para realizar una elección correcta, la Iglesia aporta dos elementos de gran importancia: su compromiso a favor de la dignidad de la persona humana, y su larga tradición de sabiduría moral» (EI, 2).
«Los nuevos medios, en particular la telefonía e Internet, están modificando el rostro mismo de la comunicación y tal vez ésta es una maravillosa ocasión para rediseñarlo y hacer más visibles, como decía mi venerado predecesor Juan Pablo II, las líneas esenciales e irrenunciables de la verdad sobre la persona humana» (Benedicto XVI, 42° MJMCS).
«Hay que romper las barreras y los monopolios que colocan a tantos pueblos al margen del desarrollo y asegurar a todos –individuos y naciones- las condiciones básicas que les permitan participar en dicho desarrollo. La tecnología de las comunicaciones y la información, junto con la formación para su uso, es una de esas condiciones básicas». (ECS, 14).
4- ¿Hay una ética del ver, del escuchar, del participar?
El uso de los nuevos medios, tales como teléfonos móviles e Internet, suscita una gran creatividad sobre todo entre niños y jóvenes; y debe orientarse en primer lugar por el respeto a la dignidad de cada persona, a su privacidad y su buen nombre. (cfr. ECS, 21).
«La comunidad, consciente del influjo de los medios de comunicación, se educa para utilizarlos en orden al crecimiento personal y comunitario con la claridad evangélica y la libertad interior de quien ha aprendido a conocer a Cristo. En efecto, esos medios proponen, y con frecuencia imponen, una mentalidad y un modelo de vida que debe ser confrontado continuamente con el Evangelio. A este propósito desde muchos lugares se pide una profunda formación para la recepción y el uso crítico y fecundo de esos medios» (ECS, 25).
5.- ¿Qué papel debe tener la Iglesia en el campo ético de las comunicaciones sociales?
«El ejercicio de la comunicación por parte de la Iglesia debería ser ejemplar, reflejando los elevados modelos de verdad, responsabilidad y sensibilidad con respecto a los derechos humanos (…). Los medios de la Iglesia deberían esforzarse por comunicar la plenitud de la verdad acerca del significado de la vida humana y de la historia, especialmente como está contenida en la Palabra de Dios revelada y expresada por la enseñanza del Magisterio». (ECS, 26)
«Allí donde las estructuras jurídicas y políticas favorecen el dominio de los medios de comunicación por parte de grupos de presión, la Iglesia debe insistir en el respeto del derecho a la comunicación, y especialmente sobre su propio derecho al acceso a los medios.» (AN, 15)
«Es importante que la educación para los medios forme parte de la planificación pastoral y de una variedad de programas pastorales y educativos seguidos por la Iglesia, incluyendo las escuelas católicas.» (EP, 22). «Sería un gran bien para la Iglesia que un mayor número de personas que tienen cargos y cumplen funciones en su nombre se formaran en el uso de los medios de comunicación. Esto no vale solamente para los seminaristas, religiosos en formación y jóvenes laicos católicos (…). Si los medios de comunicación son neutrales, abiertos y honrados, ofrecen a los cristianos bien preparados un papel misionero de primer plano.» (ECS, 26).
6.- ¿Cuál es la labor de la familia y la escuela en la sociedad mediática?
«La educación para los medios, como toda labor educativa, requiere la formación del ejercicio de la libertad. Se trata de una tarea exigente. Muy a menudo la libertad se presenta como la búsqueda frenética del placer o de nuevas experiencias. Pero más que de una liberación se trata de una condena. La verdadera libertad nunca condenaría a un individuo – especialmente un niño – a la búsqueda insaciable de la novedad. A la luz de la verdad, la auténtica libertad se experimenta como una respuesta definitiva al "sí" de Dios a la humanidad, que nos llama a elegir lo que es bueno, verdadero y bello, no de un modo discriminado sino deliberadamente. Los padres de familia son, pues, los guardianes de la libertad de sus hijos; y en la medida en que les devuelven esa libertad, los conducen a la profunda alegría de la vida». (Benedicto XVI, 41° MJMCS)
7.- ¿Es necesaria una “info-ética”?
«El papel que los medios de comunicación han adquirido en la sociedad debe ser considerado como parte integrante de la cuestión antropológica, que se plantea como un desafío crucial del tercer milenio. De manera similar a lo que sucede en el campo de la vida humana, del matrimonio y la familia, y en el ámbito de los grandes temas contemporáneos sobre la paz, la justicia y la tutela de la creación, también en el sector de la comunicación social están en juego dimensiones constitutivas del ser humano y su verdad. (…)
Justamente porque se trata de realidades que inciden profundamente en todas las dimensiones de la vida humana (moral, intelectual, religiosa, relacional, afectiva, cultural), poniendo en juego el bien de la persona, es necesario reafirmar que no todo lo que es técnicamente posible es también éticamente realizable. Más de uno piensa que es necesaria en este ámbito una "info-ética", así como existe la bio-ética en el campo de la medicina y de la investigación científica sobre la vida.» (Benedicto XVI, 42° MJMCS).
Abreviaturas de documentos del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales:
AN (Aetatis Novae)
ECS (Ética en las comunicaciones sociales)
EP (Ética en la publicidad)
EI (Ética en Internet)
II (Iglesia e Internet)
MJMCS (Mensaje para la Jornada Mundial de la Comunicación)