Siete miembros de la Delegación de Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Málaga se han unido a los más de 60 participantes en las Jornadas del Área Social, organizadas por el Departamento Nacional de Pastoral Penitenciaria. Bajo el lema “Nuevos perfiles penitenciarios, posibles intervenciones”, han tenido lugar en Madrid los días 19 y 20 de abril.
Como relata el delegado de Pastoral Penitenciaria en Málaga, el trinitario Pedro Fernández Alejo, en estas jornadas han reflexionado sobre «el reto de los “nuevos perfiles de criminalidad” como fenómeno social muy vinculado a un determinado contexto cultural, político y económico. Desde esta perspectiva es necesario dar respuestas desde el código penal, criminalizando determinados comportamientos, desde los distintos programas de intervención humanizadora y reinsertadora por parte de Instituciones Penitenciarias y también por parte de la Iglesia quien, desde Pastoral Penitenciaria, aporta siempre nuevas respuestas a la luz del Evangelio para ayudar a la persona privada de libertad en su camino hacia la recuperación de valores humanos y religiosos encauzando su vida hacia una libertad plena e integradora».
Según este religioso, «uno de los retos más significativos y provocadores lo tenemos en el mundo de la juventud, especialmente con los jóvenes organizados en bandas y pandillas criminales (maras), sobre todo, los que proceden y tienen su origen en países sudamericanos. Para la Iglesia, desde los ámbitos culturales y educativos, la formación en valores y en la fe, la atención y acompañamiento en situaciones de vulnerabilidad y marginación, nos debe impulsar a poner en marcha programas de prevención que puedan llegar a evitar a caer en la delincuencia arruinando su futuro para siempre. La Pastoral Penitenciaria anima y estimula a todos los estamentos de la Iglesia y de la sociedad para que, entre todos, asumamos la responsabilidad de ayudar a aquellas personas que han sido condenadas a penas y medidas alternativas a la prisión, ya que cada vez son más numerosas las sentencias alternativas para que no se ingrese en prisión y sirvan de medida de reeducación y humanización de cuantos han cometido delitos menos graves y menos lesivos para las personas y la sociedad. El modo de ayudarles es ofrecerse para acoger a esas personas y que puedan cumplir sus penas de Trabajo en Beneficio de la Comunidad (TBC) en nuestras estructuras eclesiales y estamentos sociales».
Tras su participación en estas jornadas, Fernández Alejo explica que «en toda España hay una firme colaboración por parte entidades de la Iglesia acogiendo a los que son penados a estas medidas alternativas. Prueba de ello fue el testimonio que dieron desde la Asociación “Ser apoyo” como modelo de intervención impulsado por las Hijas de la Caridad y que, dirigido por la hermana Carmen Martínez de Toda, están llevando a cabo en Talavera de la Reina (Toledo), con mucho éxito».
Para ayudar a los participantes a reflexionar y profundizar en estas cuestiones penales, penitenciarias y programas de intervención ofrecieron su testimonio expertos en tratamiento penitenciario y educadores especializados en la juventud vulnerable y desarraigada. Como dato a destacar, la presencia del nuevo director del Departamento Nacional de Pastoral Penitenciaria de la CEE, el P. José Antonio García Quintana SJ, que ha relevado al anterior responsable P. Florencio Roselló, al ser nombrado por el papa arzobispo de Pamplona.