Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Misa durante Visita Pastoral a la Parroquia de la Santísima Trinidad (Málaga)
VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
(Málaga, 25 noviembre 2021
Lecturas: Dan 6, 12-28; Sal: Dan 3, 68-74; Lc 21, 20-28.
1.- Fidelidad a Dios
La narración de lo que le ocurre al judío Daniel, deportado por el rey Nabucodonosor a Babilonia, nos puede ayudar a nosotros a vivir hoy nuestro testimonio de fe.
Un decreto real para medos y persas prohibía rezar a ningún dios u hombre que no fuera el rey; pues el rey era considerado como un dios. Estaba prohibido bajo pena de muerte rezar a otro dios.
Daniel se distingue por su fidelidad al Dios de Israel, al Dios verdadero, a su Dios que había heredado de su familia y que había vivido en tierra de Judá, en tierra de Israel, y que conserva en el destierro.
El primer punto a meditar es la fidelidad de Daniel a Dios.
2.- Acusación contra Daniel
Pero unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios (cf. Dan 6, 12).
Siempre hay alguien que acusa al que se mantiene fiel. Se acercaron al rey y le hablaron sobre el decreto que prohibía hacer oración a cualquier dios u hombre fuera del rey; y acusaron a Daniel de no cumplirlo (cf. Dan 6, 13-14).
La consecuencia: el castigo de pena de muerte.
La fidelidad de Daniel y la confianza suya en Dios le hace capaz de hacer lo que tiene que hacer, pase lo que pase. Por la confianza que tiene en Dios, Daniel salva su vida.
3.- Intento del rey por salvar a Daniel
El rey, que apreciaba a Daniel, intenta salvarlo, piensa en cómo poder sacarlo de esta situación y se pasa toda la noche en vela intentando librarlo (cf. Dan 6, 15). Pero tiene que ejecutar la orden real, sino se desdice así mismo.
Entonces, se ejecuta la ley y echan a Daniel al foso de los leones, lo sellan con una gran piedra y lo único que piensa el rey es a ver si su Dios lo puede salvar.
Efectivamente, al día siguiente el rey, que no ha podido descansar durante toda la noche porque quiere y aprecia a Daniel, ejecuta la orden. Las leyes a veces son inexorables, sin piedad. Se acercó, pues, el rey al foso gritando su nombre con angustia para saber si Daniel había sobrevivido (cf. Dan 6, 21).
Daniel le respondió al rey: «Mi Dios envió a su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho ningún daño, porque ante él soy inocente; tampoco he hecho nada malo contra ti» (Dan 6, 23). Daniel se siente inocente ante Dios y ante el rey, aunque le hayan denunciado por no cumplir la ley decretada por el Nabucodonosor.
4.- Testimonio actual
Vamos a trasladar este esquema a nuestra realidad actual. Puede haber leyes justas o injustas que nos limiten o prohíban vivir la fe como cristianos católicos. No tenemos una prohibición de no vivir nuestra fe, pero puede haber leyes que van en contra de ella, en contra del ser humano, en contra de lo que nosotros profesamos que es el respeto a la persona; incluso, antes de nacer y en su término final.
Actualmente hay dos leyes en nuestra legislación civil que permiten asesinar al ser humano: una se refiere al feto, por tanto, al ser humano antes de nacer; la otra se refiere a una persona con enfermedad crónica incurable, sea joven o mayor.
También hay otras leyes en el ámbito educativo, social u otro tipo, que ponen en jaque a los cristianos de hoy, como pusieron en jaque a Daniel.
Daniel mantuvo su fidelidad a Dios. El Señor también nos pide hoy a nosotros fidelidad; que seamos fieles a nuestra fe, aunque eso tenga consecuencias, aunque eso implique que otras personas que no comparten nuestra fe nos vituperen, hablen mal, intenten manipular o, incluso, denunciar. Puede llegar un momento en que seamos denunciados por defender derechos humanos, ya está ocurriendo en muchos lugares del planeta. Esto no es de tiempos pasados, es de hoy y puede que ocurra también en España.
5.- Conversión del rey
La manera de proceder de Daniel tiene unas consecuencias positivas inesperadas. Resulta que el rey, que hizo el decreto contra la religiosidad popular de sus súbditos, al ver lo ocurrido con Daniel es capaz de revocar su decreto.
Entonces el rey Darío decretó a todos los pueblos que se respetara y se temiera al Dios de Daniel: «Él es el Dios vivo, que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin» (Dan 6, 27). La fidelidad de un creyente en Dios ha sido capaz hasta de cambiar una ley.
¿Creéis que nuestra fidelidad podría cambiar alguna ley que vaya contra el ser humano? Si lo creemos, si somos fieles, si tenemos confianza en Dios, eso puede ocurrir. Si no nos comprometemos, si no nos fiamos de Dios, si no damos testimonio, eso no se realizará.
6.- La Visita pastoral
La Visita pastoral es un encuentro del pastor con la grey, con los fieles, primero para conocerse mejor, para rezar juntos, para dar gracias a Dios, –como nos ha dicho el párroco antes–, y para animarnos a vivir la fe en este tiempo.
Es una ocasión propicia para revisar cómo estamos viviendo la fe, si estamos haciendo lo que el Señor nos pide o nos echamos atrás por miedo o por temor a perder lo poco que tenemos; o por temor a perder la libertad o la vida.
Hoy, con la visita pastoral venimos a replantearnos cómo vivimos la fe y cómo la anunciamos. Decía antes el párroco, D. José, que de las tres prioridades que tenemos este curso la primera es el primer anuncio, hablar de Cristo. No hablar de teorías, de doctrinas, de normas, de decálogo. Todo eso es una consecuencia.
Nuestro testimonio ha de ser hablar de Cristo vivo, Cristo que muere por amor nuestro y que resucita. Cristo resucitado que es quien me da la vida y quien da la vida por mí. El anuncio ha de ser de Cristo no de teorías, doctrinas y normas. Eso no convence a nadie. Los contenidos se quedan en la cabeza y la fe tiene que pasar al corazón, y después demostrarse con obras en la vida.
7.- Testimonio hasta dar la vida
No todas las historias terminan como la de Daniel. El profeta salva su vida del foso de los leones; pero a lo largo de la historia de la Iglesia, en dos mil años, ha habido millones de cristianos que no han salvado la vida y han sido fieles al Señor y han tenido confianza en Él.
Hoy precisamente la liturgia nos presenta la figura de una mujer, Catalina de Alejandría, de finales del siglo ii, docta, preparada, había estudiado. La llamaban filósofa, era capaz de rebatir con los grandes maestros de su época la fe que profesaba respecto a las posiciones paganas. Una mujer en el siglo ii, como ha habido tantas mujeres a lo largo de la historia en otros siglos, en el xi, en el xii. Ha habido reinas, doctoras, filósofas, abadesas. Teresa de Jesús, siglo xvi, de origen judío, mujer, doctora de la Iglesia.
Con esto queda claro que las teorías que denuncian la falta de protagonismo de la mujer en la Iglesia hacen agua. Hoy tenemos un ejemplo en santa Catalina de Alejandría, que nos puede ayudar con su intercesión a hacer lo que hizo Daniel y lo que hizo ella. Daniel salvó la vida, pero a ella la mataron, murió mártir.
8.-Vivir la fe
¿Qué hacemos nosotros? ¿Cómo vivimos nuestra fe? ¿Cómo mantenemos la fidelidad a lo que creemos, a nuestras creencias, a los valores cristianos en una sociedad que ya no es cristiana globalmente, sino que es pagana? Esta sociedad actual no adora al Dios verdadero de Jesucristo, tiene otros dioses, como en tiempos de Darío o de Nabucodonosor hay otros dioses que mucha gente lo siguen. Dioses falsos, dioses que no tienen vida, dioses que no dan sentido a la vida. Y, ¿cuál es nuestro testimonio?
Ahora vivimos en este mundo temporal; al final del tiempo pasaremos todos a la eternidad. A cada uno en el momento que le toque, individualmente, dejaremos de estar en el tiempo, en la sociedad, pasaremos a la otra vida. Y al final de todo habrá una transformación de todo el universo que se pondrá a los pies de Jesús, Rey del universo, Juez universal, Señor con señorío pleno, con dominio de todo, con un reino que no tendrá fin. De eso somos nosotros ciudadanos, de ese reino.
A la espera de lo que se nos promete vivir más allá de la vida temporal, esto nos puede ayudar a vivir en el más acá, en el ahora, en el hoy.
9.- Petición al Señor
Vamos a pedirle al Señor que penetre en nuestra inteligencia y en nuestro corazón, que penetre su presencia, su persona, que nos haga semejantes a Él. Eso lo recibimos ya en el bautismo. Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y en el bautismo nos regaló el sello de Cristo, se grabó en nuestra alma. Somos cristóforos, portadores de Cristo, cristianos que actualizan y que hacen presencia de Cristo en esta sociedad actual.
Se lo pedimos al Señor, a Dios Padre por mediación de su Hijo y por intercesión de santa Catalina de Alejandría y, naturalmente, de la Santísima Virgen. Que nos abramos a esa verdad que es Cristo, a esa Persona, a ese Dios que nos ha salvado y que nos quiere en su reino. Que así sea.