
El 24 de septiembre es la fiesta de Ntra. Sra. de la Merced. Esta advocación es la patrona del mundo penitenciario desde el siglo XIII, cuando Pedro Nolasco escuchó la voz de Dios y de María que le pedían que fuese a liberar a los hombres y mujeres cautivos que se encontraban privados de libertad.
En los Centros Penitenciarios de Alhaurín de la Torre y de Archidona, el sábado 23 por la mañana, capellanes y voluntarios «compartirán con los internos e internas la alegría de tener a la Virgen de la Merced como Patrona y “Madre Samaritana”», como señala el delegado de Pastoral Penitenciaria, el trinitario Pedro Fernández Alejo.
ORACIÓN: MARÍA, MADRE DE MISERICORDIA
En tu seno y en tu regazo maternal, María,
acogiste al fruto de la Misericordia del Padre.
Envuelto en tu ternura diste cuerpo y alma
al Ungido por fruto del Espíritu del amor.
Del Padre te revestiste en su misericordia
y se la comunicaste al Hijo amado de tus entrañas.
En tu Hijo Jesús recibimos su mismo Espíritu
que nos empapa y nos abraza en la misericordia del Padre.
Y con tu Hijo, que pasó por la vida
“haciendo el bien y liberando a los oprimidos”,
nos sentimos enviados como testigos de su misericordia para
“anunciar la liberación a los cautivos y poner en libertad a los presos”.
Que, al igual que tú, nos revistamos
de “entrañas de misericordia”
para con los pobres, los marginados y encarcelados.
Que seamos para ellos fuente de ternura,
abrazo reconciliador, pies que acompañan,
manos que acogen y fortalecen.
María, Madre de la Misericordia,
te confiamos a tus hijos que sufren la privación libertad,
protégelos a ellos y a sus familias,
consuela a las víctimas, cubre con tu manto maternal
a cuantos se sienten solos, desprotegidos y abandonados.
Que tu regazo maternal proteja y bendiga
a cuantos tienen la responsabilidad de velar y cuidar
a los encarcelados, especialmente a los que se sienten más débiles
por su enfermedad, soledad y desamparo familiar o social.
Y a nosotros, concédenos derramar tu misericordia
sobre quienes sufren la ausencia del amor y del perdón,
y necesitan recuperar la dignidad de personas
y la oportunidad de integrarse plenamente
en la familia y la sociedad.
Santa María de la Merced, Madre de la Libertad,
ruega por nosotros. Amén