En Cuaresma, la Diócesis de Málaga ofrece los testimonios de distintas personas que cuentan cómo han vivido su particular encuentro con Dios. El primero es Gabi Ramos, ingeniero de telecomunicación, padre de familia, apasionado de los viajes y del baloncesto. «Mi vida cambió y ahora doy gracias a Dios cada mañana».
Víctor, Gabi, Magüi y José Luis han experimentado en su vida la conversión a la que invita la Cuaresma. Sus testimonios en vídeo son algunos de los que ofrece la Delegación de Medios en diocesismalaga.es a lo largo de este tiempo
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Gabi Ramos es ingeniero de telecomunicación, esposo y padre de tres hijos. «Mis tres pasiones son mi familia, viajar y el baloncesto». El 2 de junio de 2015, su vida, de ensueño, cambió. «Me diagnosticaron una leucemia mieloide, y pasé a estar encerrado en una habitación de aislamiento durante semanas. Se abrió ante mí una vida de dolor, sufrimiento e incertidumbre y le echaba la culpa a Dios. Un día, el evangelio me trajo la curación del leproso. Aquello me enfadó mucho, porque creía que Dios me estaba tomando el pelo. Yo también quería curarme, de manera inmediata. Empecé a gritar como el leproso: “¡Señor, si quieres puedes curarme!”. No pasó nada. Al día siguiente, más calmado, me di cuenta de que mi fe era de “máquina de coca-cola”. Yo quería meter la moneda y que saliera el refresco. Algo hizo clic dentro de mí. A partir de entonces, cada mañana doy gracias por poder despertarme, que ya es un milagro, y le digo: «Señor, ¿qué quieres que hagamos hoy juntos por tu misión de amor?”», concluye.