Luis Valero, hermano superior de los Centros de San Juan de Dios en Málaga, trata a personas con enfermedad mental desde hace 34 años. Doctor en Teología Espiritual, afirma: «Si somos creyentes, debemos ver a Jesucristo en la persona que padece una enfermedad mental».
-¿Cuál es la presencia de la Orden de San Juan de Dios en la Diócesis de Málaga?
-En la actualidad, San Juan de Dios cuenta con dos dispositivos asistenciales: uno dedicado a la atención social, -en el centro de acogida situado junto a la parroquia de los Mártires- y otro de Salud Mental, en el Centro Asistencial San Juan de Dios, donde se cuida a 322 enfermos. Además, comienza a ver la luz un tercer proyecto -que ya es realidad- de atención a ancianos en Antequera. Asumiremos la atención de la residencia de las Hermanitas de los Pobres a partir de abril o mayo, ya que las religiosas dejarán de estar allí.
-Dicen que la depresión y el estrés son las enfermedades del siglo XXI. ¿Tan grande es la prevalencia?
-La enfermedad mental ha existido siempre, aunque el ritmo de vida actual pueda desarrollar de un modo más explícito las llamadas «enfermedades de las sociedades del desarrollo». Creo que, en general, la prevalencia por el ritmo de vida actual puede influir, y de alguna manera propiciar este tipo de patologías mentales.
-Los hermanos de San Juan de Dios evangelizan. La persona con enfermedad mental ¿también necesita a Dios en su vida?
-Por supuesto. El objetivo final de nuestro centro no es solo propiciar cuidados sociales, sanitarios o de salud mental. Tiene un fin evangelizador. Por medio de esos cuidados evangelizamos, anunciamos la presencia de Dios, la presencia de Cristo, junto al enfermo. Este es el fin de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
-El Señor siempre estuvo al lado de los enfermos, también de los enfermos mentales. ¿Esa presencia inspira vuestro carisma?
-Que Jesús estuvo con los enfermos es indiscutible. Cuando comenzó su labor apostólica empleó dos medios: la palabra -para anunciar la presencia del Reino- y los signos, las obras. Un alto porcentaje de sus milagros son milagros de sanación, en los que curó a enfermos. Y una parte de sus enfermos eran enfermos mentales. Es verdad que el lenguaje bíblico de la época, nos hablaba de distintas manifestaciones extrañas, pero en el fondo está hablando, en muchos casos, de una patología mental en la cual Jesús acoge al enfermo. Y Dios llega a ellos por medio de Jesucristo.
-¿Cómo podemos acercarnos a las personas con enfermedad mental?
-Como nos acercamos a cualquier persona: con una actitud de apertura, de respeto, de diálogo y, sobre todo, de mucho cariño. Y, si somos creyentes, viendo en él al mismo Jesucristo que se hace presente en las personas que sufren. Siempre con afecto y con respeto.
Ana Oñate