En la diócesis de Málaga viven muchas personas que han consagrado su vida al Señor siguiendo el ejemplo de la Santísima Virgen. Religiosos y religiosas de vida contemplativa y activa. Gentes que han reconocido esa llamada secreta que hace el Espíritu Santo y respondieron con todo el entusiasmo capaz de otorgar un corazón sincero y limpio.
Desde jóvenes vivieron su consagración manteniendo la fidelidad a pesar de las dificultades, problemas o contradicciones; con el impulso de la oración, la vida comunitaria y los sueños. El amor a Jesús, derramado en sus corazones por el Espíritu Santo que les ha sido dado, indicó su camino. No lo buscaron. Fue Cristo quien llamó invitando a una unión más profunda con Él. Son personas que, por el Reino de los Cielos, renunciaron a cosas buenas para poder ser libres de entregarse sin reservas a Cristo y a su reino. Mi más sincero reconocimiento y agradecimiento.
