Esta malagueña, de la que todos los boquerones nos sentimos orgullosos, porque lleva muy alto el estandarte del deporte español por el mundo (es campeona del mundo de padel) pertenece a una familia numerosa de honda raigambre cristiana y cofradiera.
Sus padres, Carlos Navarro, malagueño de pura cepa y Elsa Björk también malagueña (sueco-danesa) arraigada en Málaga desde su juventud.
Son personas comprometidas y con valores cristianos que han sabido inculcar a sus hijos y nietos.
Ambos estuvieron cordialmente implicados en la entrañable escuela de padres de aquellos años y en todo tipo de actividades colegiales, durante el período que sus hijas estudiaron en el colegio de la Asunción.
Carolina es la más pequeña de cuatro hermanos, tres hermanas y un hermano. Profesores y religiosas del Colegio de la Asunción de Málaga, donde estudió como sus hermanas, guardan con cariño la experiencia de una alumna alegre, deportista y positiva con un profundo sentido del valor de la familia y un enorme deseo de superación, como sus éxitos deportivos demuestran.