
Desde el inicio de su pontificado, D. Jesús Catalá se centró en conocer las necesidades pastorales de la diócesis al objeto de acompañarlas adecuadamente; la religiosidad popular ocupó un lugar destacado en esta atención
Mons. Catalá, que impulsó la participación activa de las cofradías en la vida parroquial desde su llegada, en su primera rueda de prensa en Málaga, expresó su deseo de «conocer y potenciar» la vida de las hermandades, destacando
la importancia de esta realidad en la vida religiosa de la diócesis. Manifestó estar «abierto a un diálogo sincero con los miembros de las hermandades» y los animó a vivir la fe con profundidad cultivando los sacramentos, en especial la eucaristía, el perdón y la práctica de la caridad.
Así mismo, ha promovido la formación entre los cofrades, alentándolos a participar de la oferta de los centros teológicos diocesanos, especialmente a los que optan a Hermano Mayor y Teniente Hermano Mayor. Esto fue acompañado de un procedimiento extraordinario de certificación de la formación sistemática básica para cofrades que, hasta la convocatoria de 2024, ha acreditado a 2.405 personas. Ha ofrecido criterios como los recogidos en el decreto destinado a grupos parroquiales y hermandades y cofradías, con nuevas normas para su creación, organización y un modelo de estatutos; y el específico para regir las coronaciones canónicas y salidas extraordinarias de imágenes devocionales.