Los residentes de la casa de acogida para enfermos de sida Colichet y del centro gerontológico El Buen Samaritano cuentan desde ayer con un jardín de más de 2.700 metros cuadrados donde estar en contacto con la naturaleza, disfrutar del sol y de la sombra, pasear, sentarse a charlar, a leer, etc. Con esta iniciativa se pretenden multiplicar las posibilidades terapéuticas de los acogidos y contribuir en la mejora de su bienestar.
El proyecto de adecuación de este jardín de 350 metros lineales de paseos, ha sido posible gracias a una subvención del irpf solicitada a través de la casilla de “otros fines sociales”, que ha financiado íntegramente la adaptación de este espacio.
La remodelación ha respetado los elementos existentes del jardín y, de manera especial, el arbolado existente, compuesto por más de 60 ejemplares, sin diferenciación ni discriminación por su importancia o valor. Asimismo, se ha mantenido la huerta que había en el jardín, de una superficie de unos 700 metros cuadrados, cuidada y atendida cariñosamente por Rafael, marido de Pilar, señora residente. Los productos recolectados se destinan al suministro de ambos centros.
Diferentes zonas
De forma sinuosa y anchura variable los caminos recorren zonas “principales” del jardín, denominados: Zona Central, La Plaza, El Huerto, El Camino del Buen Samaritano, Las Casuarinas, El Cenador y la Gruta de la Virgen. El recorrido se ha diseñado para irse “encontrando” con todos los elementos del jardín (árboles, plantas, huerto, ornamentos…), de modo que su trayecto no sea excesivo, predominen las zonas verdes y el carácter original del mismo.
“Éste es un motivo más para para venir a disfrutar de la compañía de la gran familia de Colichet y El Buen Samaritano y hacer del voluntariado una experiencia de encuentro personal con el Señor y con nuestros hermanos; para tener una oportunidad para descubrir que el tiempo que compartimos, se multiplica en felicidad”, afirma Patricio Fuentes, director del Buen Samaritano.
Cáritas Diocesana
