Tomás tiene 67 años y una pierna amputada debido a una cangrena. Vive en Cotolengo, la Casa del Sagrado Corazón, desde hace cinco meses. Un lugar al que llegó sin esperanza pero donde la ha reencontrado. Cotolengo ha sido Puerta santa en este Año Jubilar que se clausura el 28 de diciembre.
Vivía de alquiler en una habitación pero tuvo que dejarla porque los propietarios la necesitaban, así que se marchó a vivir al albergue. «Allí enferme de la pierna y terminé con una cangrena bastante agresiva. Me enviaron al hospital y, en el mismo día, me amputaron la pierna. Mi vida cambió totalmente. Después de un mes y medio en el hospital, para recuperarme, me enviaron a una residencia, pero estaba en un lugar muy empinado y no podía salir a la calle», explica Tomás.
De allí pasó a Cotolengo, donde lleva cinco meses y donde «estoy muy bien, muy bien cuidado».
Tomás tiene 67 años, y su esperanza «es poca. Lo único que quiero es sobrevivir, otra esperanza no tenía. Me encanta trabajar, pero no puedo, y es doloroso verse sujeto a una silla, son una pierna, sin poder andar… me ha cambiado la vida totalmente».
Pero reconoce que Cotolendo es para él «un lugar esperanzador. Las religiosas son maravillosas. Yo estoy vivo de milagro porque los médicos me dijeron que si tardo un día en ir, la cangrena me mata. He sido una persona un poco dejada y ahora estoy más cuidado que nunca».


