Dario Vitali (Italia, 1956) es teólogo, profesor titular de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y especialista en el “Sensus fidelium”. Participó en las XIX Jornadas de Teología Fundamental organizadas en la Diócesis de Málaga recientemente.
Bienvenido a Málaga, ¿conocía usted la ciudad?
Muchas gracias. Pues no, es la primera vez que vengo. Me ha parecido una ciudad muy viva. Estos días han sido una experiencia muy rica de encuentros, de amistad y de acogida.
Solo con el título de su conferencia podríamos estar hablando horas. ¿Podría usted definir el “Sensus fidelium” para nuestros lectores?
El “Sensus fidei” (el sentido de la fe) es la capacidad que tiene el pueblo de Dios de reconocer la verdad y de caminar según el Evangelio. Si yo estoy bautizado y no desarrollo mi fe, no profundizo en ella, tendré una fe informe, sin forma. La palabra “fidelium” es el plural del genitivo “fidelis”, que son todos los bautizados. Es una función del pueblo de Dios entero. Es la Iglesia, como Iglesia de bautizados, como el conjunto de todos los bautizados. Históricamente ha habido casos en los que el Magisterio ha definido una verdad de fe partiendo de esa capacidad de todos los fieles. Este es el sentido de la fe.
Hay quien lo asemeja al sentido común, pero veo que no es lo mismo, ¿verdad?
Cierto. No se puede decir que sea el sentido común porque quien alimenta el sentido de la fe es el Espíritu Santo. El sentido común es una acumulación de ideas, convicciones, tradiciones… Es otra cosa. El sentido de la fe es ese conocimiento, ese testimonio a partir de la vida de la fe que el Espíritu va a renovar, iluminar y alimentar.
Entre los casos históricos que nos contaba, ¿están las definiciones de los dogmas marianos?
Efectivamente, los dogmas de la Inmaculada Concepción y la Asunción de María. La definición llegó de la “convergencia del sentir de los obispos y de los fieles”. Los papas Pío IX y Pío XII consultaron a los obispos, pidiendo recoger la fe de sus fieles y en base a esto definieron los dos dogmas.
También habló usted de la Tradición viva de la Iglesia y la asemeja a un río, ¿cómo es eso?
La Tradición es como un río grande de alegría porque lleva consigo todo lo que el Pueblo de Dios cree y vive. La Tradición viva es la Iglesia que camina en la fidelidad a su origen, hacia el Reino, en la escucha del Espíritu. Tiene en cuenta todos los cambios culturales e históricos. Y es que, la Iglesia mantiene su identidad a través de los siglos.
¿Qué transformación misionera es la que necesita la Iglesia?
El papa Francisco nos habla mucho de Iglesia en salida y de la conversión misionera. La misión es el primer paso que la Iglesia tiene que dar. Está claro que una Iglesia misionera es una Iglesia que es capaz de dar testimonio del Evangelio. Hay muchos que piensan en la misión como alguien que va a los países más necesitados a anunciar el Evangelio. Pero, todos los lugares son lugares de misión y el sujeto de la misión es la Iglesia particular, así nos lo dice el Vaticano II.
Encarni Llamas Fortes