Las campanas de la Catedral de Málaga contemplan desde su privilegiada atalaya la vida de la ciudad a lo largo de los siglos. Conocemos la historia de estos intrumentos de la mano de quienes mejor los conocen.
El característico sonido del tañido o el volteo de las campanas de las iglesias en ciudades y municipios del país es bien conocido por su reclamo para la asistencia a las misas que se ofician todos los días. Aunque esta llamada de la Iglesia a los fieles católicos también tiene otras melodías según el fin religioso que cada una de ellas proclaman, pero no siempre se utilizaron para este único objetivo. En el caso del conjunto de campanas de la torre norte de la Catedral de Málaga, que cuenta con un sistema de automatización y electrificación en la actualidad, ha servido para anunciar las horas canónicas, la hora de cierre de las puertas de la ciudad en otras épocas, así como incendios o la aparición de grandes tempestades. Según recuerda el sacristán Alberto Palomo, en la torre, en el último cuerpo de la campana, se instaló un puesto de vigía de milicianos durante los meses de la guerra civil para avisar el paso de aviones por el cielo malagueño en caso de peligro ante posibles bombardeos, del mismo modo que posteriormente fue un espacio empleado por el bando nacional. Una muestra de ello son las inscripciones que dejaron a lápiz los milicianos en esta parte de la atalaya.
Actualmente, gracias al organista de la Catedral Adalberto Martínez, existe un amplio repertorio de melodías que pueden ser interpretadas por las campanas, pese a que no todas han sido estrenadas. Así, durante tres veces al día suena la ‘Salve malagueña a la Virgen de la Victoria’, en honor a la Patrona, y, dependiendo de la fecha en el calendario, bien puede sonar el toque de difuntos; la ‘Salve Marinera’ en honor a la Virgen del Carmen. Igualmente, hay otra melodía especial para la festividad de los Patronos el 18 de junio, los domingos para anunciar la Misa mayor, o la que lleva por nombre ‘Vuelo Mayor’, cuando todas las campanas suenan al unísono, y se utiliza para las grandes solemnidades como el día del Corpus, la onomástica de la Virgen de la Victoria o la Pascua de Resurrección. Son las fiestas litúrgicas de primera clase y las designadas por el Cabildo Catedralicio en las que sonará a vísperas solemnes media hora antes del coro y en el retoque de las doce del día y de ánimas por la noche, habrá repique general. También cuando haya bendición papal anunciará con tres repiques escalonados el momento de la misma, además de los cultos eventuales tales como coronaciones canónicas, novenas o triduos, entre otros. De esta forma, según rememora Alberto Palomo, la última vez que sonó toda la noche el toque de difuntos fue el día del fallecimiento del papa Juan Pablo II, a la vez que argumenta que el templo mayor de Málaga es de los que más campanas tienen de toda España.
La evolución del método para el repique de las campanas ha llevado consigo la sustitución del modelo tradicional que residía en la figura del campanero. Un personaje que surgió en el primer templo de la ciudad con la llegada de los Reyes Católicos en el siglo XV y que se mantuvo en el tiempo hasta los años setenta del siglo XX, siendo el último campanero el fallecido tallista y escultor malagueño Miguel García Navas, que llegó a vivir en la torre e instaló su taller artesano porque la persona encargada de tocar las campanas mediante un sistema de cuerdas y poleas tenía una vivienda bajo las mismas y podía activarlas desde este mismo espacio. Desde ese momento se perdió el toque manual tradicional de repiques, dobles, clamores, cinta, a fuego, rogativas… que se tenían especialmente en las fiestas señaladas y que tan bien conocía el pueblo malagueño.
RESTAURACIÓN
La Catedral, que ha puesto en valor sus elementos aún más si cabe en la última década gracias a la ayuda de diferentes instituciones públicas y privadas, realizó una restauración casi integral del edificio durante la época en la que Francisco García Mota fue el deán, cuando se añadió el carrillón, que no existía, y se sustituyeron algunas campanas. Las originales están expuestas en los jardines de la iglesia del Sagrario. Después de unos recientes trabajos, en palabras del arquitecto Álvaro Mendiola, todas las campanas «están actualmente al día, restauradas y mecanizadas y a las que se les ha aplicado la más avanzada tecnología», sostiene.
La torre de la Catedral dispone en el nivel 44 de doce huecos, tres a cada fachada donde existe una campana en cada hueco y en el nivel 59,5 en la fachada oeste hay dos campanas del reloj una sobre otra, la grande y la chica y en el hueco del norte la mediana. El conjunto está formado de doce campanas bendecidas con una identificación cada una con la advocación de un santo, correspondiendo tres a cada hueco existente en cada una de las cuatro fachadas, una de las que se aprovecha es la llamada de los Reyes de tamaño mediano que fue donada por los Reyes Católicos en 1487.
Manuel García