¿Cuanto mejores cristianos queremos ser, más arrecian las tentaciones? La Cuaresma es tiempo idóneo para arrinconar lo que no sea Evangelio, como cuenta el delegado de diocesano de Medios de Comunicación de Málaga, Rafael Pérez Pallarés.
A más vida cristiana, más sensibilidad para detectar el sentir de Dios. Consecuentemente, más capacidad para asumir la voluntad de Dios. Ahora bien, siempre he pensado que cuanto mejor cristiano se pretende ser, cuanta más determinación de vivir el Evangelio se tiene o cuanta más vinculación consciente a la consagración bautismal experimentamos, más arrecian las tentaciones, las pruebas. Que eso significa, en su sentido etimológico, la palabra tentación: prueba.
Superar las pruebas que la vida ofrece, en ocasiones instigadas por Satanás, es una oportunidad para expresar de parte de quién estamos. Para manifestar a quién entregamos nuestro corazón. Para retratarnos. El tiempo santo de la Cuaresma es una ocasión espléndida para aplastar todo aquello que no es Evangelio. La vida en Cuaresma ofrece la oportunidad de expresar nuestra vinculación al corazón de Dios. Todo un regalo y como tal hemos de vivirlo. Porque la vida es don y oportunidad.