Iglesia por el Trabajo Decente se une a todos los trabajadores del mundo para celebrar la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que tiene lugar el 7 de octubre y centra en su mirada en cómo un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable.
El viernes 6 de octubre se celebrará una Eucaristía en la parroquia de Stella Maris de la ciudad de Málaga, a las 19.30 horas, y después habrá una marcha hasta la Plaza de la Constitución para la que entregarán a los asistentes un dorsal con el lema «Avanzamos por el trabajo decente»
«El objetivo de dicha jornada es reivindicar el trabajo decente como derecho y para lograr el bienestar de la comunidad, y reclamar la importancia de que el trabajo es el medio imprescindible para el reconocimiento de la sagrada dignidad de las personas, aunque a menudo esté ausente o precarizado», afirma el presidente de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Francisco Guzmán, miembro de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.
«En 2023 queremos demandar un trabajo en el que no sufra nuestra salud, y en defensa de la vida, de acuerdo con nuestro lema de este año: “Un Trabajo Decente tiene que ser un Trabajo Saludable”, para denunciar la situación precaria de muchas personas trabajadoras de nuestro país, centrándonos en la siniestralidad en el trabajo, que aumenta en lugar de disminuir», añade Francisco Guzmán.
Con este motivo, el viernes 6 de octubre se celebrará una Eucaristía en la parroquia de Stella Maris de la ciudad de Málaga, a las 19.30 horas, y después habrá una marcha hasta la Plaza de la Constitución, donde realizarán un acto público y la lectura del manifiesto de este año con el que «queremos hacer hincapié en la importancia que tiene la seguridad en los lugares de trabajo», prosigue Guzmán.

Ese mismo día entregarán a los asistentes un dorsal con el lema «Avanzamos por el trabajo decente» para llevar durante la marcha y durante toda la semana, cada vez que salgas a caminar, como signo de Iglesia unida que camina con los pobres y «también te pedimos que te comprometas desde las organizaciones sindicales, sociales y políticas en la lucha para que todas las personas tengamos acceso a un trabajo que nos permita vivir con la dignidad que todos merecemos como hijos e hijas de Dios», concluye Francisco.
