¿Cómo surgió la idea de hacer esta obra para la parroquia de la Encarnación?
Para mí es un orgullo que la imagen que he pintado se situé en el altar mayor de la parroquia. De hecho, no esperaba tanta gente en la presentación del cuadro. La hermandad de la Virgen de la Cabeza se puso en contacto conmigo para que pintara una imagen de la Virgen de la Cabeza, patrona de Álora, junto a la Virgen de Flores, que ya tenía un lienzo con su imagen en el templo. A partir de ahora, el templo contará con la imagen de las dos patronas en el altar. Es un orgullo para un artista perote representar a su patrona.
Álora es el único lugar para el que realiza pintura de temática religiosa, ¿por qué?
Sí, es verdad, no me puedo negar, solo hago pintura religiosa para mi pueblo. La única condición que puse es que fuera una donación. Me gusta pensar que así aporto mi granito de arena al patrimonio artístico de mi tierra. Yo siento una devoción particular por Nuestro Padre Jesús Nazareno de las Torres, cofradía a la que ya pertenecían mi abuelo y mi padre. Aunque llevo más de 20 años fuera de Álora, el Jueves Santo siempre vuelvo a estar con el Señor de las Torres, ya que actualmente resido en Murcia, la tierra de mi mujer, Ana Belén.
Empezó a pintar desde muy joven. De hecho, ya destacaba en el Colegio El Romeral de la capital donde estudió ¿Qué recuerdos tiene de esos años?
Si volviera al colegio hoy en día, diría que tengo falta de atención. Siempre me costó pararme y concentrarme. Me pasaba las clases dibujando, ya estuviera en lengua o matemáticas, desde paisajes a cómics o imágenes religiosas en Semana Santa. Los primeros años estudié en un colegio de Álora llamado Los Llanos y, a los 9 años, me fui al Colegio El Romeral. Los recuerdos del colegio son muy dulces en general, especialmente el compañerismo y el profesorado totalmente vocacional de El Romeral. Son recuerdos para toda la vida, al igual que los amigos que conservo de aquella época.
Es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada, en las especialidades de Pintura y Escultura ¿Cómo le dice uno a sus padres aquello de “mamá quiero ser artista”?
Pues como todos los padres, los míos preferían que tuviera un título universitario como Derecho, pero la única carrera que me llamó un poco la atención fue Arquitectura. Recuerdo que le dije a mi padre: “me voy a presentar a las pruebas de Bellas Artes en Granada y, si las apruebo, pensamos si la hago”. Pero, a vuelta del examen de acceso, no hubo nada que pensar. Volví con los ojos brillantes de la emoción y, en ese momento, creo que mi padre entendió que ese era mi camino y, desde entonces, se volcó completamente en ayudarme y apoyarme. A día de hoy, tengo la suerte de poder dedicarme a mi gran pasión, la pintura.
En su obra destacan los paisajes de las grandes urbes y otras veces las olas del mar, ¿cómo elige sus temáticas?
Es verdad, voy alternando ambas, porque la ciudad, es tensión, movimiento, dibujo, luces y sombras. Una tensión que se refleja en el dibujo, pero que también agota, y es entonces cuando me centro en pintar el mar y me relajo porque es un proceso más libre, no tiene que ser tan exhaustivo, los centímetros de las olas no tienen que ser exactos. Son procesos pictóricos diferentes, por eso me gustan los dos. Según la temporada.
¿Qué tipo de ciudades son las que aparecen en sus obras?
Suelo representar grandes urbes, como Madrid, Nueva York, Berlín o Londres. Todavía no he representado ciudades orientales, porque no me gusta pintar una ciudad que no haya sentido. Pekín, por ejemplo, donde ya he estado exponiendo, todavía no la he vivido como para representarla pictóricamente. Soy de la opinión de que, si no vivo la ciudad, veo su atardecer, su amanecer, percibo su olor, me parece que no estoy siendo sincero con la pintura, ni conmigo mismo. Para poder pintar una ciudad tengo que sentirla primero y así plasmar mi manera de verla.
¿Cómo define su pintura?
Yo la considero dentro del realismo contemporáneo, ya que es bastante personal, porque no es ni fotorrealismo, ni hiperrealismo, porque desde lejos me gusta representar la luz y el dibujo bien definidos, pero es verdad que, cuando te acercas, puedes ver la pintura, las texturas, la pincelada suelta o la huella de diferentes herramientas como espátulas, brochas grandes… Esto hace que mi pintura tenga unas características específicas y, sobre todo, que la materia tenga su protagonismo.