Tras la ordenación sacerdotal, los cinco nuevos sacerdotes celebran sus primeras misas en sus parroquias de origen. La primera tuvo lugar el domingo 26 de junio, en la parroquia de la Inmaculada Concepción de Alameda, presidida por Santiago Bremermann.
La iglesia de la Inmaculada Concepción acogía a familia, amigos y vecinos de Santiago, tanto sacerdotes como seglares, y al Seminario en pleno, para celebrar la primera Eucaristía que Santiago presidiría como sacerdote el día después de recibir la ordenación de manos del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, en la Catedral.
Los padres de Santiago, Marcelo y Gabriela, los hermanos Karin, Agustín y Carolina, y la abuela María Auxiliadora, a la que cariñosamente llaman «Iaia», no dejaban de agradecer a todos los fieles su compañía en un día memorable para su familia.
Al son de las bellas voces del coro parroquias, comenzó la procesión de entrada, encabezada por los seminaristas, seguida por un numeroso grupo de sacerdotes de la zona y de la Serranía, donde Santiago ha desarrollado su diaconado, y coronada con los cinco nuevos sacerdotes (Santiago, Eduardo, Rafa, Juan Manuel y Aaron) y el sacerdote Juan Carlos Millán, quien lo guió como maestro de ceremonia.
Las lecturas fueron proclamadas por familiares y fieles de la comunidad parroquial, el salmo cantado por miembros del coro, y el Evangelio proclamado por el párroco, Rubén Montoya. La homilía corrió a cargo de José Luis Pastor, arcipreste de Ronda y Serranía, quien ha acogido a Santiago en la parroquia durante el diaconado. José Luis alabó los dones y virtudes del joven sacerdote y le dirigió sabios consejos para su vida sacerdotal que comienza, destacando que se entregue sin reservas y «sin recortes para el Señor».
Acción de gracias
Santiago tomó la palabra en el momento de la acción de gracias y se dirigió a cada uno de los miembros de su familia y del Seminario, resaltando las virtudes de cada uno de ellos y agradeciendo a Dios todo lo que han aportado en su vida.
Recordó cómo fue su llegada a la parroquia, después de estar tres años lejos de su padre, y dónde hunde las raíces su vocación: «en el 2016 mi vida comenzó a cambiar inesperadamente. Precisamente en una de las convivencias que hace el Seminario, el «Venid y lo veréis», a la que acudí con un grupo de mi pueblo. Sentí algo muy fuerte e inexplicable. En la Capilla del Buen Pastor sentó que el Señor me miraba y hablaba de una forma distinta, Me confundí, me asusté, me pregunté qué era esto. Pero, a la vez, sentí aquel lugar como muy familiar. A los pocos días, con algo de timidez, se lo comenté al que era entonces mi párroco, Miguel Antequera. Me recomendó con alegría hacer el Curso de Discernimiento Vocacional. Y sí lo hice».
Tras emocionar a todos los presentes, concluyó su disertación dirigiéndose al pueblo: «Querido pueblo de Alameda, querida comunidad parroquial, solo os puedo dar las gracias. Nos acogisteis con los brazos abiertos desde el primer momento (…) Si hoy he llegado hasta aquí, ha sido en gran parte por vuestros rezos (…) Hoy sale un curilla un poco inexperto, con sus defectos, que aún le falta experiencia en la vida y en el ministerio. Rezad por mí. Unidos siempre en la oración y en la amistad».
Al concluir la celebración, todos los presentes saludaron al nuevo sacerdote y compartieron un generoso ágape organizado por la parroquia y la familia.