El Misal (n. 165) recuerda que puede hacerse un breve silencio antes de la oración después de la comunión, aunque no es lo habitual porque ya se ha hecho después de comulgar: “… y con las manos extendidas recita la oración después de la Comunión, a la que puede preceder también un breve silencio, a no ser que se haya hecho después de la Comunión”.
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