
COPE Málaga ha elaborado un reportaje especial con lo vivido durante la experiencia de la Línea 105 Xtantos en la que un grupo de malagueños visitó algunas de las iniciativas que la Iglesia de Málaga pone en marcha en favor de tantos que necesitan tanto. El objetivo de este recorrido: recordar la importancia de marcar la «X» en la casilla 105 de la Declaración de la Renta para poder seguir ayudando a tantos que necesitan tanto.
El audio puede escucharse en el siguiente reproductor:
Por su interés, recogemos la información que publica COPE Málaga en su página web y que puede leerse también en este enlace.
Te proponemos hacer un viaje poco convencional. Un trayecto con varias paradas a través de la línea 105. Lugares donde, tras sus muros, nos esperan testimonios, lecciones de vida, historias de personas que no tienen nada ni a nadie. Pero también de aquellos que, de manera totalmente voluntaria, dan a los demás lo más valioso que tienen: su tiempo y su trabajo: “Recibes más de lo que das. Sales con el corazón lleno de ilusión”.
Una de las historias que vamos a conocer es la de Rafi, una malagueña que se entrega cada día a los que más lo necesitan en uno de los muchos centros donde, la Iglesia Católica en Málaga, desarrolla actividades de manera silenciosa. Al margen de la vorágine que cada día engulle a la ciudad y a decenas de miles de malagueños en su quehacer diario. Es como atravesar las puertas a un mundo paralelo, desconocido, pero donde se realiza una importante labor que no sería posible sin la colaboración de las personas que, con un simple gesto, ni se imaginan todo el bien que están haciendo todos los días del año.
Ha llegado el momento de partir. Lo vamos a hacer en un autobús perteneciente a la línea 105; un número que no es casualidad y tiene todo el sentido.
Uno de los objetivos de la ruta de la Línea 105 es encontrar la respuesta a una pregunta que se hacen malagueños como, por ejemplo: Gloria y Juan Manuel.
Ellos se apuntaron a este viaje a través de la web portantos.es para ver con sus propios ojos, para qué sirve marcar la casilla 105 en la declaración. Al igual que nosotros, que tú, ellos dos están a punto de subir al autobús: «Me parece una cosa tan útil que no me lo puedo perder. Si no estuviera la Iglesia, algunos colectivos no existirían.
COTOLENGO
La primera parada de la Línea 105 nos lleva hasta El Bulto, hasta un edificio que mira al mar y que en su humilde fachada reza: Casa del Sagrado Corazón. En Málaga la conocemos como Hogar Cotolengo.
Ese edificio, esas instalaciones que nos ha descrito nuestro compañero Andrés Atienza, se ubican en un lugar que nació como barrio de pescadores, pero que a mediados de los años sesenta se convirtió en refugio de personas que malvivían en chabolas junto a la orilla de la playa de San Andrés.
Hasta allí llegó un día el padre Jacobo, un sacerdote diocesano malagueño que se empeñó en ayudar a aquellas personas que no tenían absolutamente nada, solo hambre, enfermedad y miseria. Así nació la Casa del Sagrado Corazón, conocido en Málaga como el Hogar del Cotolengo: “Personas que no tienen a nada y a nadie. Que viven el la calle”.
Rafi es voluntaria desde hace cinco años. Siempre había querido ayudar a los demás, pero no sabía cómo hacerlo, hasta que conoció el trabajo que se realiza en el Hogar del Cotolengo, gestionado durante 48 años por las hermanas del Sagrado Corazón y actualmente por las hermanas franciscanas clarisas de Keralia.
Actualmente, residen 49 personas con perfiles y necesidades muy distintas. Algunos solo permanecen unos meses, otros usuarios pueden permanecer durante años: “Una señora que vivía en la calle. Estaba totalmente encorvada y hoy día está casi recta. Sigue sin hablar, pero las hermanas la entienden bien”.
Alimentos, limpieza, luz, agua, ropa, calzado. En la Casa del Sagrado Corazón tienen los mismos gastos que en cualquier hogar, pero con una diferencia de que allí todo es posible por la solidaridad de miles de malagueños, todos aquellos que marcan la casilla 105 en su Declaración de la Renta: “Sin la providencia, sin los corazones de los malagueños, esta casa no funcionaría. Yo aporto lo poquito que puedo aportar, que es mi tiempo”.
En El Bulto ya no se ven familias malviviendo en chabolas que a veces se llevaba la fuerza del mar. Ahora es una zona en expansión con nuevos edificios que van cambiando, poco a poco, la fisionomía del barrio. Se trata de un lugar donde llegó la dignidad para decenas de familias de la mano del padre Jacobo en 1965. Todavía hoy, sesenta años después, sigue siendo necesaria la labor de la Iglesia y de voluntarios como Rafi: “Sales con el corazón lleno de ilusión”.
Estamos subidos a la Línea 105, que nos va llevando por centros asistenciales que tiene la Iglesia en Málaga. Una ruta en la que nos hemos encontrado con el ecónomo de la Iglesia, con el señor de los números; Marcos Balboteo: “Vas a pagar exactamente lo mismo por marcar la casilla de la Iglesia. También está la casilla 106, que corresponde a otros fines sociales. Podemos no marcar ninguna, una, la otra, o las dos. La recomendación de la Iglesia es marcar las dos”.
PARROQUIA DE LA AMARGURA
Ya estamos en el centro de mayores de la parroquia de María Santísima de la Amargura, promovido por Cáritas desde el año 2007. Ese lugar se ha convertido en un auténtico refugio de compañía y de vida para 215 personas mayores. Permanece abierto cada mañana de lunes a viernes y allí se ofrecen talleres de memoria, baile, pintura, gimnasia y costura. Pero no solo eso. Lo más importante para esos mayores es que tienen una ilusión cada día, una compañía, alguien que les pregunta cómo están, cómo han descansado.
Precisamente, en esa parroquia de la capital, nació hace dos años un proyecto llamado “Abriendo Ventanas”.
Desde hace dos años, doce voluntarios, como María de los Ángeles Alba, regalan su tiempo a los mayores que lo solicitan en la parroquia de María Santísima de la Amargura: “Lo que quieren es un rato de compañía, de poder hablar y contarles su vida a los voluntarios. Es una labor muy bonita”.
Para muchos, este centro de la iglesia no es solo un lugar de paso, sino un verdadero punto de encuentro que llena los días de sentido y esperanza.
Continuamos el viaje que estamos haciendo hoy a bordo de la Línea 105, ¿por qué 105 y no 3 o 78? Como hemos contado, tiene un porqué: 105 es la casilla de la Declaración de la Renta que hay que marcar para asignar el 0’7 por ciento del IRPF al sostenimiento de la Iglesia Católica, que destina buena parte de esos ingresos al mantenimiento de centros como el Cotolengo, o el centro de mayores de la parroquia de la Amargura, donde ya hemos hecho parada a bordo de este autobús de la Línea 105.
Precisamente, estamos en la recta final de la campaña de la Renta 2024. El plazo para presentar la declaración finaliza el lunes 30 de junio. Y en tu declaración puedes marcar la casilla 105.
Un dato: en el último año, la Iglesia en Málaga ingresó algo más de 27 millones de euros; la mayor parte de esa cantidad procedió de la asignación tributaria (de la X en la Declaración de la Renta), de las aportaciones de los fieles y de los ingresos de patrimonio y otras actividades.
SAN PABLO
La siguiente parada de nuestro recorrido nos lleva hasta la parroquia de San Pablo, en el corazón del barrio de la Trinidad.
Esta iglesia es la sede canónica de la Hermandad de la Salud, del Santo Traslado, y de la Cofradía del Cautivo. Y allí, precisamente, nos hemos encontrado con el hermano mayor del Cautivo, con Mario Ortega, con quien hemos hablado de la importante labor social que desarrollan las hermandades y cofradías de Málaga. Mario nos ponía un ejemplo muy concreto vinculado a la del Cautivo: “A la cofradía le habían donado una vivienda y se la entregamos a una familia del barrio que tenía un hijo que estaba enfermo”.
A esta familia a la que se refiere Mario le cambió la vida porque, gracias a la Cofradía del Cautivo, ahora tienen un techo, un hogar. Porque las hermandades son mucho más que procesiones en Semana Santa: “Una mayoría muy grande no conoce la labor de las cofradías, solo conocen la Semana Santa”
El mismo dinero que una hermandad dedica a su salida procesional, lo destina también a su obra social. Por ejemplo, si una hermandad destina 50.000 euros a su desfile en Semana Santa, es obligatorio que destine a su obra social, como mínimo, esa misma cantidad.
Otro ejemplo de la labor que realizan las hermandades más allá de la Semana Santa: la iglesia de San Pablo ha sido restaurada con aportaciones, entre otros, de las cofradías. La del Cautivo concede desde hace años becas de estudio para jóvenes de familias con dificultades. O la Fundación Corinto, que conforman 30 hermandades de la ciudad y que impulsa un economato cofrade, para que las familias más necesitadas puedan acceder a productos básicos a precios reducidos.
PALMA-PALMILLA
Continuamos recorriendo la ciudad de Málaga a bordo del autobús 105 y la siguiente parada del itinerario nos lleva hasta la barriada de La Palmilla.
Nos bajamos en la puerta de la parroquia de Jesús Obrero y allí nos encontramos con Pedro Fernández, que es coordinador de actividades. Lo primero de lo que nos habla es de la singularidad del barrio: “Gente humilde, gente sencilla, gente muy trabajadora. Lo que ocurre es que la sociedad empuja a determinados sectores a salir fuera de los ámbitos de riqueza o del mundo laboral y los va aparcando. Aquí hay personas muy buenas y maravillosas y se vive como en cualquier barrio de Málaga”.
En las dependencias de la Comunidad de Religiosos Trinitarios de Jesús Obrero y San Pío X, un espacio de sus instalaciones lo ocupa la asociación Vive, una entidad que lleva más de treinta años en la barriada, trabajando con mujeres de distintos perfiles: mayores del barrio de toda la vida, madres solteras, madres con hijos enfermos a su cargo, migrantes, mujeres maltratadas. Miriam es una de las coordinadoras de Vive: “Hay muchas mujeres. En muchos casos son ellas las que asumen la gran parte de las tareas que tienen que ver con los cuidados y los hijos. Suelen ser la pieza más frágil de las familias”. Para estas mujeres, dar el paso de salir de casa y llamar a la puerta de esta asociación ya es todo un logro.
En la asociación Viven ayudan a las mujeres a insertarse laboralmente, a encontrar un trabajo, se organizan talleres de todo tipo: de costura, de pintura, de español para extranjeras, de cocina española y también de cocina internacional, porque lo habían pedido las vecinas del barrio: quieren aprender a cocinar recetas de otros países.
COLEGIO DIOCESANO CARDENAL HERRERA
Nuestra última parada es un centro de la Fundación Victoria al que acuden cada día alumnos de Educación Especial. Alumnos con necesidades muy concretas por la discapacidad que padecen, que no son una isla dentro del colegio, son el auténtico centro neurálgico: “Para nosotros es el corazón del colegio, no es un anexo. Es muy importante y está dentro de nuestra identidad como centro cristiano”.
Es lo que nos ha contado el director del colegio Cardenal Herrera Oria, Michel Velasco, que los alumnos de Educación Especial están absolutamente integrados en la vida del centro, donde disponen de varias aulas específicas, como la llamada PTVAL, aula del Programa de Transición a la Vida Adulta y Laboral donde aprenden a afrontar el futuro: “El objetivo es preparar a estos jóvenes en autonomía y esfuerzo. También a cocinar y a preparar su casa”.
En definitiva: aprender a ser adultos. Para ello cuentan con aulas con un diseño muy específico: “Tiene cama, cocina, sala de estar, mesa. Es para que aprendar a vivir”.
Hemos tenido la oportunidad de colarnos en una de esas clases y nos hemos encontrado con Isabel. Ella es madre de una alumna, de Gabriela: “Desde que ha llegado aquí es otra niña por la educación y por la moralidad. Ha aprendido y es bastante autónoma. Puede ir avanzando y eso le motiva”.
Isabel, madre de Gabriela, subraya la importancia de marcar la X en la casilla de la Iglesia al hacer la declaración de la Renta, esa casilla 105 que da nombre al autobús al que hoy nos hemos subido junto a malagueños que han hecho una pausa en su día a día, para conocer de primera mano, ver con sus propios ojos, una muestra de todo lo que se puede conseguir con el simple gesto de marcar la X en la casilla de la Iglesia o en la de fines sociales.