FIRMAS. Elena Moreno Psicóloga de Adoratrices Málaga.
Raquel vino a nuestro centro el pasado 6 de abril de 2017. Cuatro meses antes vivía en Brasil con su madre y sus tres hermanos, en una situación de extrema pobreza. Un día apareció una mujer que, con aparente generosidad, quiso ayudarlos. Les ofreció prestarles dinero para pagar un billete de avión a Raquel con el fin de que pudiera venir a España a trabajar; de ese modo, podría mandarles dinero. Raquel se quedaría a vivir en la casa de esa “amable” mujer. Todo parecía un regalo del cielo. Lógicamente, accedieron a aquella oferta tan generosa.
Nada más lejos de la realidad. Cuando Raquel vino a España, con tan solo 20 años, fue obligada a prostituirse en una casa de citas. Nos ha contado cómo los clientes pagaban grandes cantidades por estar con ella: les llamaba la atención y les atraía que fuera una niña tan joven y tan tímida. Durante tres meses ganó alrededor de 6.000 euros mensuales. Ella lo apuntaba en su libreta para irse quitando la deuda que tenía con esta mujer, que ascendía a 50.000 euros (deuda contraída por el billete de avión).
Raquel nos cuenta que la obligaba a prostituirse, que acababa con su cuerpo agotado y amoratado, que tenía que hacer cosas que no quería ni sabía cómo hacer.
Cuando no podía más, Raquel se escapó y llegó al Proyecto “Vive y Camina” de Adoratrices de Málaga en unas condiciones lamentables, con problemas de salud y con una fuerte afectación psicológica.
Ahora Raquel se recupera en nuestro centro. Aquí le ofrecemos alojamiento, cobertura de las necesidades básicas, atención psicológica y sanitaria, asesoría jurídica, atención social e inserción sociolaboral y, por supuesto, mucho cariño y comprensión.
Apenas han pasado 10 días desde que ingresó y ya la encontramos mejor. Aunque somos conscientes de que necesita un proceso largo de recuperación, ya empieza a sentirse protegida y cuidada.
La trata de seres humanos está vinculada a factores de género y a la pobreza, siendo las mujeres en condiciones de pobreza las más vulnerables para ser víctimas de este delito. Según datos de Naciones Unidas, más del 80% de las personas que lo sufren son mujeres y niñas.
Desde el Proyecto “Vive y Camina” condenamos este delito que con frecuencia permanece ignorado o queda silenciado, lo que permite y favorece que redes y tratantes cojan fuerza para seguir esclavizando a estas mujeres más vulnerables. El creciente número de víctimas hace necesaria la reflexión y la necesidad de crear estrategias más potentes para acabar con esta esclavitud del siglo XXI.