Hace algo más de tres años tuve el privilegio de iniciar una colaboración profesional con la Santa Sede que me ha permitido conocer a fondo al Arzobispo Claudio María Celli y al equipo que él preside en el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (PCCS).
Cuando pase el tiempo, podremos calibrar con perspectiva el impacto que está teniendo en la comunicación de la Iglesia el trabajo de Monseñor Celli y sus colaboradores. Se trata de un equipo de personas que es plenamente consciente de los cambios que está experimentando la sociedad y que actúa como punta de lanza en la innovación de la presencia de la Santa Sede en Internet y, específicamente, en los medios sociales.
De nuestro trabajo con Celli quiero destacar su actitud abierta y curiosa ante las nuevas ideas; su entusiasmo cuando detecta una buena oportunidad para mejorar la cercanía del Santo Padre y de la Iglesia al mundo; y su empuje para conseguir que las ideas se lleven a cabo. He conocido pocas instituciones tan permeables al cambio y tan ejecutivas como el PCCS. Todavía queda mucho trabajo para lograr la meta que nos ha planteado el papa Francisco de hacer una Iglesia que salga de sí misma para darse. Los medios digitales son uno de los entornos en los que eso tiene que ocurrir. Puedo asegurar que Monseñor Celli y su equipo están empeñados en lograr que el diálogo de los católicos con el mundo en los entornos digitales sea operativo y fecundo.
