
Judas, Pedro, Herodes, Barrabás, el Cireneo, la Verónica, Longinos, el discípulo anónimo de Emaús… El profesor de los centros teológicos diocesanos Santiago Vela analiza la figura de algunos de los personajes secundarios del relato de los Misterios centrales de nuestra fe.
Pilato, en un intento de liberar a Jesús, saca de la cárcel a un famoso preso llamado Barrabás para que la plebe decida (Mt 26,16). Pero ¿quién era Barrabás? Algunos han dicho que un violento nacionalista que había cometido un asesinato en una revuelta contra los romanos. Pero es complicado aceptar esta hipótesis, ya que Pilato nunca habría propuesto liberar a un asesino opuesto a Roma y, además, el pueblo jamás hubiera pedido su liberación, pues toda la plebe, incluidos los incitadores sanedritas, podrían haber acabado también en la cárcel.
De todas maneras, debió de ser un personaje admirado, con muchos seguidores, y que habría estado implicado en algún disturbio violento para acabar en la cárcel.
Hoy los biblistas optan por señalar que Barrabás es una figura simbólica (histórica o no) con la que los evangelistas, como siempre, tratan de ofrecer una reflexión y darnos unas enseñanzas sobre Jesús y su mensaje. ¿Cuántos cristianos tenemos la tentación de seguir a ciertos ídolos, líderes de masas, que desvían nuestra atención de los verdaderos problemas?, o ¿cuántos optamos por seguir a famosos personajes, falsos mesías, que proponen ideologías basadas en el odio y la violencia, en lugar de buscar la verdadera justicia por medios solidarios y pacíficos?