Lleva más de una década sobre los escenarios y su último disco, “Grandes éxitos”, es un recopilatorio que vio la luz a finales de mayo. Se confiesa creyente y asegura que su creencia en Dios y en lo transcendental ocupan un lugar muy importante en su vida.
Por Inmaculada Prieto
–Acaba de sacar un disco recopilatorio con sus éxitos. ¿Qué recoge este disco de la artista y qué de la persona?
–Al ser un trabajo recopilatorio encierra en su contenido muchas vivencias personales y profesionales. Momentos compartidos con grandes músicos y compañeros, grabaciones en directo desde Buenos Aires y un tema cantado en portugués. Durante todos estos años de profesión he intentado plasmar en mis canciones mi forma de sentir y de ser, mis inquietudes, mis miedos, mis aciertos y mis pasiones.
–Una de las cosas que la caracterizan es, además de su capacidad de emocionar al cantar, la entrega escénica que derrocha en sus actuaciones. ¿De dónde saca esa capacidad para transmitir tanto?
–Es difícil contestar esta cuestión. Es más sencillo decir por qué, y el motivo de dedicarme a la música como intérprete que, sin duda, surge de la necesidad de expresarme a través de las canciones, de las ganas de hacer sentir a los demás todas las sensaciones que a mí me aporta la música. Es una profesión tan hermosa, que siempre olvidas las vicisitudes y acompañas a muchas personas en su vida cotidiana poniendo un toque de color a sus momentos.
–¿Es creyente?
–Sí, soy creyente.
–¿Cuál ha sido y es su relación con la iglesia?
–Mi creencia en lo transcendental y en Dios son importantes para mí. Hace algunos años, cantaba en el coro de la parroquia y luego formé parte de una comunidad cristiana. El tiempo, la distancia y mis inquietudes, que ya eran diferentes, me hicieron despegarme de ello, pero sigo teniendo grandes amigos y muy buenos recuerdos de aquella etapa.
–¿Se puede llegar a Dios a través de la música?
–Por supuesto, todo lo que te acerca a los demás, te puede acercar a Dios o a descubrir tu faceta más espiritual. La música libera y endulza la vida y te produce bienestar. La fe te ayuda a comprender y relativizar las cosas y a abrir tu corazón a los demás. Dios también nos envía mensajes a través de la música.
–Muchas de sus canciones hablan del amor. ¿Cuál ha sido la máxima expresión de amor que ha vivido?
–Gracias a mi profesión he podido conocer a muchas personas anónimas entregadas a los demás y no necesariamente son creyentes. Es gente que dedica su tiempo libre a visitar a enfermo, ayudar en comedores o que pasan su mes de vacaciones en una misión en África, personas que a pesar de su propias necesidades siempre tienen algo para los demás y que hacen que te reconcilies con el ser humano y seamos conscientes de que amar es dar sin esperar recibir y que con amor y solidaridad se pueden cambiar muchas cosas.
–Ya son 11 años en el mercado musical desde su primer disco. ¿Qué valoración hace? ¿Alguna vez le han flaqueado las fuerzas para seguir adelante? ¿En qué se ha apoyado?
–Hago una valoración muy positiva. He cumplido muchos sueños y realizado muchas metas y soy consciente de que soy una mujer muy afortunada, aunque nunca me hayan regalado nada. Es una profesión muy complicada y llena también de momentos complicados, pero lo importante es no desfallecer, luchar, ilusionarte con cada proyecto y entregarte a esta profesión que tantas cosas nos da. En los momentos de debilidad, siempre encuentro la fuerza en mis seres queridos y mis amigos, en mi equipo y por supuesto, en la confianza en mi misma y en el esfuerzo y el tesón que siempre me acompañan.
