A las 10.00 horas del viernes 17 de marzo se ha proyectado en el espacio solidario del Festival de Cine de Málaga el cortometraje «P’alante» organizado por las hermanas hospitalarias.
El cortometraje documental ‘P’alante’ pone énfasis en la vida de las personas con discapacidad intelectual; en esta pieza audiovisual protagonizada por Natalia Padilla, se muestra cómo es su día a día en el centro desde una percepción natural e introspectiva, en la que proyecta sus ambiciones y en la que destaca especialmente su pasión por el arte y por el baile que, según ella, «a lo largo de su vida no he podido expresar y que gracias a la labor de las hermanas hospitalarias he podido volcar».
La idea del cortometraje surge a raíz de la inquietud de Natalia y de sus compañeros que, con la dirección de José Manuel Vera, psicólogo del centro, ha sido una realidad y ha llegado al Festival de Cine de Málaga sensibilizando a todos los espectadores que han asistido a la presentación. Se visualiza la salud mental y enfermedades como pueden ser los trastornos de la conducta y personalidad centrándose principalmente en la persona, en los chicos y chicas que tienen esta discapacidad y mostrando que son personas normales con la única diferencia de que poseen realidades diferentes.
Tras la proyección, se ha realizado una mesa de debate moderada por el periodista José María de Loma y en la que han intervenido Ruth Sarabia, Directora Territorial de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad; la actriz Asunción Ayllón; Ignacio López Aparicio, Director Técnico de Fundación Purísima Concepción de Granada; Loles López, Jefa del área de Discapacidad Intelectual de Hermanas Hospitalarias de Málaga; José Manuel Vera, psicólogo del centro y la protagonista del cortometraje, Natalia Padilla.
«Poner a la persona en el centro», «dejar la fe en mano de otros», son muchos de los pensamientos que se han manifestado y reiterado en la mesa de debate ya que se pone en la piel de los padres que no pueden hacerse cargo de sus hijos con discapacidad, se sacrifican y ponen su fe en las manos de los profesionales para que sus hijos estén bien integrados en una sociedad más generosa y que puedan dar siempre la mejor versión de sí mismos.
Con un nutrido público, el cortometraje ha dado para pensar y su objetivo es que no sea un simple acto de solidaridad. Se espera un buen eco de la pieza en centros educativos de cara a proyectarlo a niños y jóvenes para cambiar la mirada y la perspectiva sobre cómo vive una persona con discapacidad intelectual, que la información fluya siempre de forma decente y honesta encontrando así una respuesta para las personas vulnerables y crear una sociedad más humanitaria.
José Luis Dago