De los muchos relicarios que atesora la Catedral, nos fijaremos en esta ocasión en una cruz de forma trebolada, confeccionada en madera de olivo y labores de taracea, que se encuentra enmarcada y expuesta en uno de los muros de la sacristía.
Es una pieza realmente curiosa porque, en su reverso los travesaños del madero se pueden descorrer dejando a la vista diecisiete pequeños receptáculos que contienen fragmentos de muchos de los lugares relacionados con la vida y la Pasión de Cristo. Algunos de ellos resultan sorprendentes porque, junto a fragmentos de Getsemaní o del Calvario, encontramos otros de las piedras que arrojaron contra san Esteban o …de la cama y la mesa de Cristo… En el anverso de la cruz, adornada con elementos pasionistas y el emblema de Jerusalén, hay también una oquedad que alberga una reliquia, no identificada.
Este relicario dieciochesco, de unos 35 centímetros de altura, es una de las manufacturas con incrustaciones de nácar que los religiosos franciscanos que tienen a su cargo la custodia de Tierra Santa han venido elaborando artesanalmente desde el siglo XVI hasta nuestros días.