Pedro Luis Gómez (Málaga, 1956) ha recibido el Premio Cardenal Herrera de Comunicación, otorgado por la delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga. El director de publicaciones de Diario Sur ha sido reconocido en el marco de la fiesta del patrón de los Periodistas, celebrada en la Catedral con una Eucaristía.
¿Qué siente al recibir el premio Cardenal Herrera de comunicación?
Estoy muy honrado y feliz por este premio. En mi despacho tengo una fotografía enmarcada del Cardenal Herrera Oria dedicada a los trabajadores de SUR que rescaté de los archivos. Tengo una gran admiración por él, como periodista y como sacerdote. La labor que realizó en Málaga es de las que quedarán para siempre en la historia con las escuelas rurales, cuyo heredero directo es esa magnífica obra que es la Fundación Victoria. Esas escuelas rurales sirvieron para que decenas de miles de malagueños tuvieran acceso a la cultura y se labraran un porvenir. Una obra excepcional.
Se identifica como periodista católico. ¿Es valentía?
Soy de los que nunca ha ocultado en mi profesión y en mis artículos mi condición de católico practicante, no presumiendo de ello, pero tampoco ocultándome, porque mis creencias forman parte esencial de mi educación, mi forma de entender la vida y por tanto, también, mi profesión. Me encantaría que los periodistas católicos no huyeran de ese marchamo, no lo ocultaran. Me da rabia y no lo entiendo. Hay quien oculta su cristianismo por vergüenza, y eso sí es una vergüenza, no otra cosa. No hay que alardear, pero tampoco ocultarlo. Por ejemplo, Biden es católico, es el segundo presidente de EEUU desde Kennedy que profesa nuestras creencias, pues bueno, ¿cuántos medios españoles lo han destacado en sus crónicas? Sin embargo si hubiera sido protestante o evangelista, o profesara cualquier otra creencia, seguro que lo hubiesen destacado porque es algo importante como característica personal y familiar de esa persona, y sin embargo nadie lo ha destacado, apenas en algún medio como un ladillo… Ya me dirán si no es un titular interesante el de ‘Biden será el segundo presidente católico de EE. UU. en 60 años’
Ha vivido grandes cambios en la profesión. ¿cuál es el que más le ha costado?
Sin duda abandonar la vorágine de la noche, de la última hora para cerrar… Ya nada es igual porque ahora se empieza a trabajar en una Redacción a primeras horas de la mañana, y eso era impensable antes. Era difícil salir de un periódico antes de las dos de la madrugada, y no una persona de cierre, sino la mayoría de los redactores. Era una vida mucho más desordenada y bohemia, pero tenía un encanto especial que a mí me encantaba… Eso lo echo de menos. y el mayor cambio ha sido el paso de las máquinas de escribir y de los correctores, de las linotipias y las fresadoras, a la autoedición por ordenador… Tenga en cuenta que yo entré en una Redacción (la de SUR, la única que he conocido) con un telefonista al que le pedías los números y máquinas de teletipos… En fin una he vivido la segunda revolución tecnológica en Prensa después de la invención de la imprenta.
¿Tiene futuro el papel? ¿Es lo digital oportunidad o es parte de la crisis que parece amenazar este trabajo?
El papel siempre existirá aunque cohabitando con el digital. No habrá periódicos de grandes tiradas, porque los grandes números serán para los usuarios de internet, pero será algo que conviva con el ser humano. ¿El mismo formato? ¿Las mismas secciones?… Eso no lo sé, pero ambos se complementarán. En el digital los contenidos serán mucho más amplios, más de noticias de alcance, y el papel un periodismo más de pensar, más de opinión… De todas formas la Prensa hoy, bien en papel o en digital, tiene una vigencia y una importancia mayor que nunca ante la desinformación que llega a raudales de las redes sociales.
¿Cómo afronta la jubilación, se podrá borrar las «manchas del leopardo»?
La afronto con resignación y en plena forma, pero me queda mucho por escribir aún, o sea, que mis amigos se alegrarán y mis enemigos se enfadarán… (ríe)
¿Qué consejo daría a alguien que esté empezando?
Que piense en el periodismo como una profesión de servicio y crítica. Servicio para el lector, crítica con quienes no entienden que ese papel es fundamental hoy en la democracia.