«María, la Estrella del mar, nos guía a Cristo»

Mons. Catalá en la homilía pronunciada este domingo en la Eucaristía celebrada en la Catedral con la presencia de la imagen de la Virgen del Carmen Coronada.

VIRGEN DEL CARMEN

(Catedral-Málaga, 21 julio 2013)

Lecturas: Gn18, 1-10; Sal 14; Col 1, 24-28; Lc 10, 38-42

(Domingo Ordinario XVI-C)

1. Un saludo fraternal a los hermanos sacerdotes concelebrantes, a los miembros de la Cofradía de la Virgen del Carmen, a las autoridades de la marina, a los fieles devotos de Nuestra Señora, que hoy venís a honrarla, venerarla y pedir su protección.

Celebramos en Málaga esta hermosa fiesta de la Virgen del Carmen. Esta mañana habéis salido desde la parroquia del Carmen, rezando el Rosario de la Aurora, acompañando la hermosa imagen de la Virgen hasta la Catedral. La Virgen, con su rostro sereno y tez morena, parece que haya ido a la playa. Ahora queremos honrar y venerar a quien es refugio de pecadores y puerto seguro de esperanza. La devoción a la Virgen del Carmen se remonta al siglo XI, cuando la montaña del Carmelo, en la actual Palestina, se llenó de ermitaños, que deseaban emular la vida de oración del profeta Elías. Allí nació la orden contemplativa de los Carmelitas. La montaña del Carmelo está cerca de Nazaret, el pueblo de la Virgen María. Por eso la Orden del Carmelo quiso ponerse bajo su protección y la aclamaron como Madre de los Carmelitanos. La expansión de los monasterios de carmelitas, tanto masculinos como femeninos, dio popularidad a esta devoción mariana.

2. El profeta Elías, lleno de celo por el único Dios verdadero, es un contemplativo, arrebatado por el absoluto de Dios, como nos cuenta el libro de los Reyes (cf. 1 Re 19,10). Esta experiencia le lleva a predicar al pueblo y a conducirlo al único Dios, solidarizándose con los pobres y los necesitados. El Carmelo ha heredado de él su deseo de interiorizar la Palabra de Dios en el corazón, su ímpetu en la predicación, el testimonio de su vida de fe, la presencia comprometida en el mundo, y la aceptación de Dios en todos los momentos y circunstancias de la vida. Nosotros, emulando también el ejemplo del profeta Elías, estamos llamados a dar testimonio del Dios verdadero en nuestra sociedad, que se ha alejado de Dios, dando culto a sus dioses falsos, como ocurrió en tiempos de Elías.

3. En este Año de la Fe estamos llamados a purificar nuestra fe de las adherencias a otras cosas, que nos apartan de Dios. Al igual que el profeta Elías, debemos desterrar de nuestra vida los falsos dioses y dar culto al verdadero Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo (cf. Rm 15,6). Debemos dejar que la luz de la fe penetre en nuestras vidas y las ilumine con su claridad divina. Sin embargo, en nuestra sociedad se ha renunciado a esa luz, como dice el papa Francisco en su primera encíclica: «El hombre ha renunciado a la búsqueda de una luz grande, de una verdad grande, y se ha contentado con pequeñas luces que alumbran el instante fugaz, pero que son incapaces de abrir el camino. Cuando falta la luz, todo se vuelve confuso, es imposible distinguir el bien del mal, la senda que lleva a la meta de aquella otra que nos hace dar vueltas y vueltas, sin una dirección fija» (Lumen fidei, 3).

Esta imagen, queridos marineros, la tendréis muy presente. Pensad en un barco a la deriva, sin rumbo, que no tiene una luz de puerto de referencia. Así pueden ir nuestras vidas; así van muchas vidas de nuestros paisanos y contemporáneos: sin rumbo, sin luz y sin norte. Nuestras comunidades cristianas deben ser hogares, donde se irradie el calor del amor de Dios; y donde la luz de la fe llegue a quienes sinceramente buscan al Dios verdadero.

4. La Virgen del Carmen es Patrona de los marineros. Las poblaciones costeras de nuestra Diócesis, desde la oriental Nerja hasta la occidental Estepona, celebran a la Virgen del Carmen. En su honor se celebran procesiones entrañables, en las que la imagen de la Virgen es trasladada en barca, con el cortejo de otras embarcaciones. Así lo haréis también hoy en Málaga. Pedimos a la Virgen del Carmen por todas las personas, que viven vinculadas al mar, especialmente los pescadores y marineros, que con tanto esfuerzo lleváis adelante vuestra dura tarea, no siempre valorada.

Ser marinero es vivir una gran aventura, por ser el mar una realidad inabarcable y a la vez sorprendente. Ser pescador es una profesión de riesgo, que debemos valorar y agradecer, para que todos podamos disfrutar de los bienes del mar. En esta fiesta de la Virgen del Carmen tengamos un recuerdo especial por las familias de los marineros y pescadores; y, hoy especialmente, tenemos presente en nuestra oración a tantos inmigrantes, llegados de lejos, que asumen el relevo en este tipo de trabajo.

5. María es la Estrella del mar, a quien hemos de mirar e invocar, para seguir navegando sin miedo y llegar a puerto seguro, pues la Virgen del Carmen navega con nosotros. Un sacerdote catalán (Mosén Cinto Verdaguer) compuso esta invocación: «Si hundirse tu nave peligra / en las tempestades de esta vida / María es el Iris que las nubes liga: / Mira la Estrella, invoca a María».

Del mismo modo que los astros siempre han guiado a los marineros en sus travesías, la Virgen, en su advocación del Carmen, es la estrella que nos guía a todos, ya que nos lleva a Jesús, como la estrella, que condujo a los Magos a la cueva de Belén. Encontrar a Jesús en nuestra vida es la vocación de todos; estamos llamados al encuentro con Cristo y a ser discípulos suyos y testigos de su Luz en el mundo.

Recordamos también hoy a los religiosos Carmelitas, cuyo nombre se inspira en la Virgen del Monte Carmelo, y que tantos frutos de santidad han dado a la Iglesia. Encomendamos en nuestras oraciones a estas personas de especial consagración, al tiempo que pedimos sus oraciones por nosotros, para que seamos fieles a la vocación recibida del Señor. También felicitamos y pedimos por quienes llevan el nombre de Carmen o Carmelo, para que la Virgen os bendiga.

6. María, la Estrella del mar, nos guía a Cristo. El mar está lleno de peligros, mareas, remolinos, tormentas, que pueden hacer zozobrar la nave de nuestra vida. Nosotros confiamos en la Virgen del Carmen y en su intercesión, como navegantes entre tantas dificultades.

Son muchos, queridos fieles, los reclamos, que la sociedad nos ofrece, para atraernos hacia lo que parece la felicidad inmediata; pero, una vez atrapados en las redes del ocio, de la relajación, del sensualismo, del consumismo, el ser humano se encuentra más vacío y hastiado que antes. Animados por nuestra fe y nuestro amor a Dios podemos responder con un estilo de vida diferente al que nos ofrece la sociedad actual; un estilo más sencillo y solidario, más fraterno. Podemos solidarizarnos con las personas más necesitadas, que pasan por difíciles situaciones.

7. Deseo recordar que los próximos días 23-28 de julio tendrá lugar la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro (Brasil), cuyo lema reza así: «¡Id y haced discípulos a todos los pueblos!» (cf. Mt 28,19). Rezamos por los buenos frutos de esta Jornada; y os invito a participar a través de la oración y de los medios de comunicación. La Jornada es para los jóvenes, pero estamos implicados todos los fieles. Nos unimos a esa tarea de hacer discípulos a todas las gentes.

Las Diócesis de Andalucía han convocado a los jóvenes en el Rocío (Huelva). De nuestra Diócesis malacitana participarán unos trescientos cincuenta jóvenes, y en total serán alrededor de cinco mil. Muchos jóvenes no han podido ir a Río de Janeiro (Brasil), ni al Rocío. Les invito a que se unan mediante la oración a esta Jornada Mundial de la Juventud, desde sus comunidades cristianas. Un servidor celebrará la Eucaristía, el sábado por la tarde en la Catedral, uniéndonos al papa Francisco en la celebración mundial. Invito a todos los jóvenes, que lo deseen y puedan, a participar en esta Eucaristía. Pidamos a la Virgen del Carmen que no
s ayude en los avatares de esta vida; que asista a los marineros y pescadores, en su dura tarea; y que nos proteja en todos los peligros, sobre todo los que atentan contra el espíritu.

¡Que Ella nos lleve a Cristo, su Hijo, Salvador del mundo! ¡Santa María, Virgen del Carmen, ruega por nosotros! Amén.

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