Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar Asociado

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, Jesús Catalá, en la Solemnidad de Pentecostés, día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar Asociaco, el 4 de junio, en la Catedral de Málaga.

PENTECOSTÉS
DÍA DE LA ACCIÓN CATÓLICA
Y DEL APOSTOLADO SEGLAR ASOCIADO
(Catedral-Málaga, 4 junio 2017)
Lecturas: Hch 2, 1-11; Sal 103, 1.24.29-34; 1 Co 12, 3-7.12-13; Jn 20, 19-23.

Salir para evangelizar
1.- El Evangelio de san Juan nos ha recordado el encuentro del Señor resucitado con sus discípulos, a quienes les ofrece su paz y les otorga la alegría pascual (cf. Jn 20, 20-21). Nosotros deseamos que el mismo Señor nos conceda los dones de su Espíritu.

En la solemnidad de Pentecostés celebramos el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, bajo el lema “Salir, caminar y sembrar siempre de nuevo” (cf. Francisco, Evangelii gaudium, 21 [EG]).
Se nos invita a tomar conciencia de la misión a la que hemos sido llamados. El anuncio del Evangelio es tarea que todos debemos asumir, convirtiéndonos en “evangelizadores con Espíritu”, como nos dice el papa Francisco (cf. EG, 262); es decir, evangelizadores que sustentan su trabajo en la oración confiada y en la acción del Espíritu Santo, porque Él «viene en ayuda de nuestra debilidad» (Rm 8, 26). Nuestra misión debe estar arraigada en Cristo y sustentada por la acción del Espíritu, de lo contrario nos arriesgamos a que sea infecunda.

Pentecostés es un tiempo de gracia, para abrir las puertas del corazón, de la vida, de las comunidades: “Hoy (…) todos somos llamados a esta nueva “salida” misionera; (…) todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG, 20).

El laicado tiene una misión necesaria e importante en la Iglesia y en el mundo de hoy. Deseo agradecer el testimonio de tantos laicos, que a través su vida y su palabra proclaman el Evangelio en una sociedad cada vez más secularizada. Agradezco también la acción misionera de las parroquias, hermandades, cofradías, asociaciones y movimientos, que ayudan a sus miembros a fortalecer y a transmitir su fe.

En un ambiente que tiende a relegar la fe a la esfera de lo privado, hemos de salir y hacernos presentes en los diversos campos públicos: trabajo, familia, cultura, política, economía, ámbito social. Abramos nuestros ojos a la realidad que nos rodea y vayamos al encuentro de toda persona que sufre para anunciar la fuerza salvadora de Dios.

2.- El lema de hoy nos invita a caminar. Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida (cf. Jn 14, 6). Él nos acompaña siempre; y juntos, como Iglesia, seguimos sus pasos. La fe genera una fuerza vital que tiene un dinamismo fecundo. La vocación bautismal nos impele a seguir los pasos del Señor y a acercarnos a los hermanos. Los cristianos tenemos por delante un camino a recorrer; tenemos un rumbo y un norte; no podemos deambular sin sentido por el mundo, como tantos de nuestros contemporáneos.

Cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos se produjo en ellos un cambio radical. El Señor nos envía hoy a evangelizar: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20, 21).
La Jornada de hoy nos invita también a sembrar la Palabra de Dios, a ser promotores del diálogo en la sociedad y constructores de la civilización del amor, para construir un mundo más justo y más fraterno (EG, 180).

3.- En su primera carta a los Corintios san Pablo ha expresado la unidad de la Iglesia y la comunión profunda que en ella debe existir.

«Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu» (1 Co 12, 4); es el Espíritu quien reparte sus dones para el bien común y para el enriquecimiento de la Iglesia. Los fieles no son dueños de los carismas, sino receptores agradecidos.

También «hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor» (1 Co 12, 5); las tareas y ministerios las distribuye el Espíritu para el buen funcionamiento del cuerpo eclesial entero: «A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común» (1 Co 12, 7).

La Iglesia, que tiene su origen en el Dios trinitario, es un misterio de comunión. La comunión entre todos los fieles cristianos y de los fieles con Dios y la unidad de la Iglesia nacen del bautismo: «Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos» (Ef 4, 5-6); y esa comunión se alimenta de la Eucaristía (cf. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 33) y se coordina mediante el ministerio ordenado (cf. Ibid., 18), que es un don del Espíritu para la edificación de la Iglesia (cf. Ibid., 28).

4.- Hoy celebramos el día de la Acción Católica, cuya finalidad, según el Concilio Vaticano II, es la colaboración fraterna, estable y organizada entre el ministerio pastoral y el laicado, inserto en la pastoral general de la Iglesia. Su objetivo es el “fin apostólico de la Iglesia; esto es, la evangelización y santificación de los hombres y la formación cristiana de sus conciencias, de modo que puedan impregnar con el espíritu del Evangelio las diversas comunidades y los diversos ambientes” (Concilio Vaticano II, Apostolicam actuositatem, 20).

Para ello se centra en tres objetivos fundamentales: 1) Impulsar un laicado maduro y consciente, evangelizador, misionero y militante; 2) Promover la evangelización de los ámbitos en los que está inmersa la parroquia; 3) Contribuir a la unidad de la comunidad parroquial en la misión y a la corresponsabilidad de todos sus miembros.

El papa Francisco ha descrito recientemente unas notas sobre la Acción Católica en su discurso a los participantes en un congreso: “El carisma de la Acción Católica es el carisma de la misma Iglesia, encarnada entrañablemente en el hoy y en el aquí de cada Iglesia diocesana, que discierne en contemplación y mirada atenta la vida de su pueblo, y busca renovados caminos de evangelización y de misión desde las distintas realidades parroquiales” (Papa Francisco, Discurso a los participantes en el Congreso del Foro Internacional de Acción Católica. Vaticano, 27.04.2017).

La Acción Católica tiene, pues, que asumir la misión de la Iglesia en generosa pertenencia a la Iglesia diocesana y en su inserción concreta desde la parroquia. En el respeto al carisma de cada movimiento, asociación o grupo, animo a todos a fomentar la comunión eclesial y asumir las directrices pastorales diocesanas.

Estoy preparando una carta pastoral, que llevará la fecha de hoy, Pentecostés, con el objetivo de explicar la necesidad de la comunión eclesial y la coordinación diocesana de todas las realidades eclesiales, ofreciendo la Acción Católica General, aprobada por los Obispos españoles en 1993, como instrumento de coordinación pastoral diocesano y parroquial.

5.- En el día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar pidamos la fuerza del Espíritu Santo, para que nos haga vivir siempre en camino de conversión, necesaria para poder vivir en permanente estado de misi&
oacute;n.

Al final de esta celebración haremos un gesto significativo, que exprese nuestra voluntad de salir y caminar para evangelizar el mundo en que vivimos. Se encenderán unas antorchas y se iniciará una pequeña procesión con los laicos que deseen participar en este breve gesto.

Pedimos la intercesión maternal de la Virgen María, para que, como hizo con los apóstoles en el Cenáculo en espera de Pentecostés, nos acompañe también a nosotros y nos anime a trabajar en la misión que el Señor nos confía. Amén.

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