«Corpus Christi»

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga en la solemnidad del Corpus Christi en la Catedral de Málaga, el 23 de junio de 2019.

(Catedral-Málaga, 23 junio 2019)

Lecturas: Gn 14,18-20; Sal 109,1-4; 1Co 11,23-26; Lc 9,11-17.

(Ciclo C)

La Eucaristía, pan para el camino

1.- Hemos escuchado en el evangelio que mucha gente seguía a Jesús y escuchaba sus enseñanzas. Cuando los apóstoles dijeron al Maestro que los despidiera, para que fueran a buscar alojamiento y comida, el Señor les contestó: «Dadles vosotros de comer» (Lc 9,13).

La cortedad de miras y la poca generosidad de los discípulos les impedía ver la grandeza y la infinita generosidad del Maestro. Solo tenían cinco panes y dos peces y no veían cómo remediar tanta hambre con tan poco alimento (cf. Lc 9,13). A nosotros también nos ocurre que tenemos cortedad de miras y el Señor nos dice: “Dales vosotros de comer”.

Jesús «tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente» (Lc 9,16).

La bendición y la acción de gracias a Dios multiplica los pocos recursos que se tienen. El evangelio dice que «comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos» (Lc 9,17). Dios siempre nos gana en generosidad con su providencia amorosa.

¡Cuántas veces nos preocupamos de los pocos recursos que disponemos, para acudir a tantas necesidades de nuestros hermanos! Pero nos falta un poco de confianza en el Señor, que sabe muy bien remediar las necesidades de todos los hombres. El milagro de la multiplicación de los panes, que hizo Jesús, nos anima a confiar más en Él que en nuestros recursos; nos invita a darle gracias por su infinita providencia y a pedirle a Él por nuestros hermanos más necesitados.

2.- La Eucaristía es el alimento que sostiene a cuantos peregrinamos en este mundo. Signo de ello fue el alimento que tomó el profeta Elías en el camino hacia el monte Horeb (cf. 1 Re 19,4-8).

La Eucaristía es pan para el camino de la vida. Como decían los primeros cristianos, no podemos pasar sin este alimento; sin la Eucaristía no podemos vivir. Celebrar la Eucaristía más que una norma es una expresión de amor. El mismo Cristo lo anunció así: «Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros» (Jn 6,53). Es necesario alimentarnos con el pan de la vida eterna.

La Eucaristía es invitación a todos los que están cansados y agobiados o tienen hambre y sed de salvación (cf. Mt 5,6; 11,28); hambre y sed de Dios, hambre y sed de eternidad, hambre y sed de felicidad verdadera.

3.- Queridos fieles, en la solemnidad del Corpus Christi la Iglesia en España celebra el Día de Caridad. Celebrar la Eucaristía es hacer presente la entrega de amor de Jesús a toda la humanidad.

Celebrar el Día de Caridad significa compartir el pan eucarístico en comunidad, corresponder al amor de Dios viviendo como hermanos, amar al mundo y mostrarle que Dios lo ama.

Vivir la caridad es saberse amado por Dios, en primer lugar, y ser capaz de verle en los demás, en la creación, en las personas pobres, vulnerables y excluidas, en los ancianos, en los no-nacidos, en los débiles; es dejarse tocar por sus vidas y aprender a mirar y a escuchar el sufrimiento de los demás, para conmovernos y no pasar de largo.

Hacemos referencia al VIII Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, que se acaba de publicar y que apunta a cierto descenso del interés por ayudar a los demás. No es un buen síntoma que aparezca que nos preocupamos menos de los demás. Debemos mantener el nivel de atención y cuidado a los más necesitados.

4.- Cáritas nos invita con su lema “Tu compromiso mejora el mundo” a ponernos en marcha para transformar y mejorar nuestra sociedad. Se trata de una propuesta para renovar nuestra forma de vivir, cambiar nuestro modo de tomar decisiones, modificar nuestra manera de consumir los productos del mercado, vivir con mayor austeridad, mejorar nuestro estilo de relacionamos con los demás.

Se nos invita a vivir la actitud de los seguidores de Jesús, viviendo la gratuidad, la donación, la hospitalidad, la acogida de todas las personas, la tolerancia y el respeto hacia todos. Hemos de vivir la caridad de manera personal y comunitaria.

Y se nos propone un itinerario en cinco aspectos: 1) Abrir el corazón a quien llama a nuestra puerta; 2) No tener miedo de acoger al hermano, derribando muros y fronteras; 3) Acercarnos al otro para conocerlo y amarlo, dejando nuestros prejuicios y estereotipos; 4) Salir al encuentro del hermano, abandonando nuestro pequeño mundo; 5) Ponerse en marcha y caminar en comunidad, para anunciar la buena noticia a todos.

5.- El Pan eucarístico no sólo es para ser comido en el banquete de la misa, sino también para ser contemplado y adorado. ¡Seamos adoradores eucarísticos del santísimo Sacramento! ¡Adoremos solo al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo! ¡Abandonemos los otros dioses falsos, que nos ofrece la sociedad y que no salvan, ni proporcionan felicidad!

En la fiesta del “Corpus Christi” haremos la procesión solemne por las calles de nuestra ciudad, dando testimonio de nuestra fe en la Eucaristía.

¡Participemos, queridos hermanos, en el banquete eucarístico que nos ofrece el Señor! ¡Recobremos fuerzas alimentándonos del pan celestial, que da vida, y compartamos con nuestros hermanos lo que Dios nos ha regalado! Amén.

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