Bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco

Homilía del Obispo de Málaga, Mons. Jesús Catalá Ibáñez en la Catedral el 30 enero 2015.

Lecturas: Hb10, 32-39; Sal 36, 3-6.23-24.39-40; Mc 4, 26-34.

1. Con ocasión del bicentenario del nacimiento de Don Bosco la familia salesiana ha hechos suyos dos lemas muy sugestivos: «Conocer a Don Bosco» y «Volver a Don Bosco». Es menester conocer a Don Bosco, enmarcándolo en la historia y resaltar sus rasgos más importantes como fundador, educador y maestro de espíritu. El bicentenario de su nacimiento nos anima a conocer mejor su figura. La faceta de fundador queda manifestada en las cuatro instituciones que creó Don Bosco: la Sociedad de San Francisco de Sales (Congregación Salesiana), el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora con Santa María Mazzarello, y las Asociaciones de Salesianos Cooperadores y de María Auxiliadora. En estas instituciones se aprecia su espíritu organizador, su talento práctico y su eficiencia en lo concreto.Los jóvenes de hoy estáis recibiendo los buenos frutos de estas fundaciones.

2. Don Bosco dedicó su vida a la educación de los jóvenes. Nació en Los Becchi (Italia) en 1815; y ejerció su ministerio sacerdotal sobre todo con los jóvenes en Turín, donde murió en 1888. Con su rasgo de «educador» Don Bosco aporta a la educación humana y cristiana de la juventud un estilo peculiar, donde sobresale el espíritu de familia, dirigido por la razón, la religión y el amor; estos son los tres pilares básicos de su sistema preventivo. Su pedagogía es la pedagogía del corazón. El amor de Dios iluminó toda la existencia de Don Bosco, vivida en austeridad, pobreza y trabajo incesante; no por tener más cosas el ser humano es más feliz. Su ministerio fue reflejo de la bondad y de la ternura divina.

Don Bosco vivió alegre; los salesianos y sus jóvenes deben ser personas alegres. Los niños y jóvenes fueron los destinatarios de este amor generoso. La manera concreta de su entrega diaria se proyectaba en los talleres, colegios, oratorios, espacios de recreo, búsqueda de recursos, publicaciones, y muchas más actividades, que absorbían su vida.Como decía él mismo a los jóvenes: «Quiero que sepáis que cuanto soy, lo soy para vosotros, día y noche, mañana y tarde, en cualquier momento». Estas palabras son fruto de la sabiduría del corazón.

3. Otra característica de Don Bosco es su condición de «Maestro del espíritu». Se trata de dejarse iluminar por el Espíritu Santo, para ver las cosas desde Dios y penetrar el espíritu humano de la persona concreta con quien me relaciono. Con ese espíritu se pueden descubrir las necesidades de mi prójimo y ayudarle a crecer desde la situación en que se encuentra. El evangelio nos recuerda que «el reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo» (Mc 4, 26-27).

El educador cristiano debe tener mucha paciencia, como el labrador; debe confiar en la acción del Espíritu; debe ser generoso y capaz de invertir en esfuerzo y en tiempo, sin saber si recogerá; debe saber esperar el fruto a su tiempo. ¡Queridos educadores, tened mucha paciencia! La espiritualidad de san Juan Bosco está inspirada en san Francisco de Sales. El lema «da mihi animas» expresa la centralidad de Dios y la entrega total a las almas. El Oratorio de Valdocco fue escuela de santidad como lo fue Mornese con Madre Mazzarello. La Iglesia ha canonizado y beatificado a algunos miembros de la familia salesiana, religiosos y laicos, que siguieron el modelo de santidad de Don Bosco. Su carisma y su espiritualidad pueden ser hoy fuente de inspiración espiritual, no solo para los salesianos, sino para cualquier fiel cristiano.

5. El otro lema del bicentenario es «volver a Don Bosco». No podemos reproducir actualmente la época de Don Bosco, propia del siglo XIX. Nos ha tocado vivir otra época muy distinta; pero podemos afrontarla con la misma actitud como lo hizo Don Bosco: amor a Cristo y servicio fiel y generoso a la Iglesia. El papa Juan Pablo II, con motivo del primer centenario de la muerte de san Juan Bosco, describía la sociedad de su tiempo como un momento de «profundos y complejos cambios políticos, sociales y culturales: movimientos revolucionarios, guerras y éxodo de la población rural hacia la ciudad… Hacinados en los alrededores urbanos, los pobres en general, y los jóvenes en particular, son objeto de explotación o víctimas del desempleo… Sensibles a toda clase de cambios, los jóvenes viven con frecuencia inseguros y desorientados» (Juan Pablo II, Iuvenum patris, 31.01.1988). Aunque actualmente haya más posibilidades económicas, la situación humana y espiritual tiene parecidos importantes.

6. La sociedad actual no se deja evangelizar fácilmente; por eso necesita, como dice el papa Francisco «discípulos misioneros», que estén dispuestos a dar su vida en testimonio de la fe (cf. Evangelii gaudium, 119); que se dejen guiar por Espíritu hacia la verdad y la salvación; que habiendo hecho experiencia del amor de Dios, salgan a anunciarlo (cf. Ibid., 120). La carta a los Hebreos nos invita, como a los primeros cristianos, a soportar múltiples combates y sufrimientos (cf. Hb 10, 32); a mantener la valentía «que tendrá una gran recompensa» (Hb 10, 35). Volver a Don Bosco significa adoptar el método y el estilo de su pedagogía y de su espiritualidad; implica recorrer el camino que hoy nos indica Cristo, ayudados por la intercesión de san Juan Bosco y con la presencia materna y cercana de la Virgen María.

7. Don Bosco tuvo un sueño en su niñez, que le sirvió para descubrir su vocación en el trabajo con los jóvenes. También a cada uno de nosotros hoy el Señor nos pone ante un campo, donde debemos trabajar y cultivar. Estimados hermanos salesianos y queridos educadores, acercaos a todo ser humano, sobre todo a los más pequeños y pobres, que hoy siguen necesitando de Dios.Vuestros educandos son como diamantes, que hay que saber tallar, limpiar y pulir, sin romperlos; más bien sacándoles lo mejor que tienen.

Acompañadles en su formación, en su preparación para el trabajo, en su integración en la sociedad, en el matrimonio, en el cuidado de la juventud, en la formación en la fe y en la celebración de los sacramentos. Sed, como Don Bosco, «humildes, fuertes y robustos», para que encuentren en vosotros verdaderos cristianos, que quieran a Jesús; cristianos que no se desalienten y siembren, aunque no vean los frutos de manera inmediata; cristianos que no conozcan el cansancio a la hora de entregarse a los demás.

Felicitamos cordialmente a toda la Familia Salesiana por la celebración del bicentenario del nacimiento de Don Bosco.Y pedimos al Señor que este acontecimiento nos ayude a todos a vivir con mayor compromiso nuestra fe, a dar mejor testimonio del amor de Dios y del amor al prójimo y a saber tratar a los demás con delicadeza, con ternura y con sabiduría. Pedimos la intercesión de san Juan Bosco y la ayuda de María Auxiliadora, para que nos acompañe en la tarea que todos tenemos, sea como educadores o como educandos. Amén.

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