El sacerdote diocesano Rafael Gómez Marín ha publicado un folleto titulado «Corralones, tabernas y librerías malagueñas, a finales del siglo XVIII». La obra, que comienza con la letrilla popular ˝Málaga, ciudad bravía, que, entre antiguas y modernas, tiene doscientas tabernas y una sola librería», hace un recorrido por corralones, tabernas y librerías malagueñas, consiguiendo un destacable mapa social de la ciudad en el siglo XVIII, aderezado con fotografías y grabados, dichos populares y citas bibliográficas.
Según explica el mismo autor, «este folleto no tiene pretensiones literarias ni históricas, sólo es un acercamiento sencillo a nuestras gentes, sus casas y sus costumbres, con datos pintorescos, pero reales y, en ocasiones, anacrónicos. El corralón, como panal de abejas donde vive la familia, bulle y se desarrolla todo lo cotidiano, donde se percibe y afecta todo el entorno. La taberna, imprescindible complemento de la casa y del trabajo, para los hombres como lugar de ocio y esparcimiento, es un hervidero de pasiones y sentimientos y, como una ventana a la vida, por donde se asoma y curiosea el exterior, por eso no faltaba ni falta en ninguna manzana de nuestro entorno. La taberna es club de ocio, escuela de cante, parlamento de discusiones, catarsis de sentimientos, inspiración poética, gaceta y resonancia de noticias y bulos, alegría del barrio… es el hombre al descubierto. Y como colofón, las librerías, suplemento y complemento de una élite en una ciudad y un ambiente que no entendía de letras pero que admiraba a «los leídos y escribidos».»
Este escrito está dedicado, en su primera página, «a Jesucristo, que tuvo el buen humor de quedarse en el vino, «para alegrar el corazón del hombre», en agradecimiento por mis ochenta años, 1934-2014, en tu servicio y amistad».
