María Victoria López Díaz es la directora del Departamento de Pastoral de la Fundación Victoria. Entre las muchas propuestas que tienen para este curso, nos explica cómo se van a trabajar las obras de misericordia en los centros educativos, respondiendo a la propuesta del papa Francisco del Año de la Misericordia.
¿Cuáles son las tareas de la directora del Departamento de Pastoral?
Es un departamento más dentro de la Fundación Victoria, pero con unas connotaciones específicas: llevar la pastoral y aterrizarla en todos los colegios de la Fundación. Las tareas son las de dirigir el Departamento, en el que hay un delegado de pastoral de cada colegio y otras personas que se encargan de coordinar muchas de las actividades del movimiento infantil y juvenil . Nos reunimos cada mes o mes y medio para revisar el trabajo realizado.
En este Departamento coordináis, organizáis, y después cada responsable lo concreta en su colegio, ¿no es así?
Cada delegado de pastoral, teniendo en cuenta su realidad pastoral concreta, aterriza un plan pastoral general en el que hacemos visible, como primer objetivo, las prioridades de la Diócesis; El segundo objetivo está marcado por las indicaciones del papa Francisco, que este año es el Año de la Misericordia, y que concretamos en el lema «Danos Señor un corazón bueno», en el que se amparan nuestras actividades. El tercer objetivo es afianzar cada uno de los pasos o actividades que se han ido haciendo los años previos, de forma que nunca dejemos de hacer lo que ya hemos conseguido.
La creatividad es una de las máximas de este Departamento, para llevar a los niños, de edades muy diversas, a Dios.
Cada uno de los delegados es el encargado de concretar este plan pastoral en cada una de las realidades. Tenemos centros con niños de 0 a 3 años, y con ellos se aterriza la pastoral: con la familia y con los niños. Tenemos otros colegios que son sólo de Primaria, otros con Secundaria y hasta de Bachillerato, en esta diversidad de edades y de lugares de Málaga (34 centros repartidos por la provincia) hay que hacer uso de esa creatividad para llegar al corazón de los niños.
Por ejemplo, ¿cómo van a concretar el Año de la Misericordia dentro del Plan Pastoral?
Los docentes tenemos la suerte de vivir cada día una obra de misericordia: enseñar al que no sabe. Este año queremos hacerlo aún más patente en nuestro día a día: que cada vez que nos acercamos a alguien a enseñarle algo lo hagamos con el corazón y por el Señor. Y con los niños, lo vamos a aterrizar en las obras de misericordia, intentando no quedarnos en el doy una limosna y ya he ayudado al que lo necesita. Por eso, hemos unido una obra de misericordia de las corporales a una de las espirituales y cada mes del curso las vamos a desarrolla, según los tiempos litúrgicos. Por ejemplo, en Navidad recordaremos que José y María andaban buscando posada y vamos a trabajar la obra de misericordia «dar posada al peregrino». Hoy día, con las imágenes que estamos viendo de Siria y de los movimientos migratorios, casi va a ser la obra de misericordia que más tengamos presente en las oraciones, acciones y en todo lo que rodea a la vida escolar del colegio.
¿Cómo presentan la fiesta de los Santos y los Difuntos a los niños?
La obra de misericordia «enterrar a los muertos» no es una actividad escolar, evidentemente, pero sí se puede trabajar sobre ella, y también rezar por los vivos y por los difuntos. En todas nuestras casas falta algún familiar querido o algún abuelo, incluso algún papá o mamá. La oración por los que se han ido y por los que están es diaria, pero en este mes se intensifica. Y lo de enterrar a los muertos, dependiendo de las edades, lo vamos a enfocar por saber enterrar etapas de nuestras vidas y pérdidas de familiares cercanos; se trata de ver el plan de Dios y hacer crecer nuestra confianza en Él, a pesar de esas pérdidas. Es beneficioso poder enterrar a los muertos también en nuestro corazón, pero sabiendo que todos estamos llamados a la Santidad. Es más, vamos a recordar qué obras de amor han hecho ellos por nosotros y ése va a ser nuestro testigo y nuestro ejemplo.
¿Y Halloween, lo tienen en cuenta?
Lo tenemos en cuenta para hacer el contra Halloween. No es por nada, es que, como dice una refrán: «no hay nada más español que celebrar todo lo que venga». Es cierto que vivimos en un mundo globalizado, cada vez más abierto. Las tecnologías nos tienen al día de todo y al minuto, es una tendencia que está calando. Pero en nuestros centros no se celebra Halloween, sino la fiesta de Todos los Santos. Tenemos presentes a todos los santos, pero de forma especial a uno: el santo del año. Cada año proponemos la figura de un santo, al hilo del lema del año. El lema de este año es «Señor, danos un corazón bueno» y pensamos en la figura de un santo que hubiera puesto las obras de misericordia en valor y que fuese fácil hacerlo evidente para los niños. Pensamos en san Juan de Dios, cuya Orden ha sido galardonada este año con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Por cierto, cuando elegimos al santo aún no había sido galardonado, fuimos profetas (se ríe). Vamos a celebrar la figura de este santo, su obra y su vida, en cada colegio dependiendo de la edad de los niños. Nuestros centros van a celebrar el Día de la Luz, haciendo referencia a que nuestros santos son los que nos dan luz para saber por dónde tenemos que caminar, ésa es nuestra fiesta.
Cuando regresa a casa, después de una intensa jornada, ¿qué es lo que más le satisface al mirar su día?
Cuando regreso después de organizar algunas de nuestras actividades, en las que participan más de 500 niños, en las que hay que estar pendientes de miles de detalles de organización: megafonía, horarios, lugar… de lo que me acuerdo es de la cara de los niños durante la actividad, de las expresiones de sus rostros. Fui maestra y sigo siéndolo y, sigo viviendo estas cosas, desde mi profesión de maestra.
¿Qué tres características destacaría de los centros de la Fundación Victoria?
En primer lugar, educamos en familia. El carácter familiar del colegio no va unido al número de alumnos que tenga, no es colegio familiar el que es pequeño, sino el que implica a las familias en el proceso de aprendizaje y formación de sus hijos. Otra de las características es la innovación. Nuestros centros son colegios que están abiertos a la innovación. No se trata sólo de los avances de la tecnología o del uso de nuevas metodologías, que también es importante, para mí, el Cardenal Herrera Oria, que fue nuestro fundador, ya fue un innovador de su tiempo: convertir capillas en escuelas fue toda una innovación. Innovación es trabajar con la realidad que tenemos delante y con pocos recursos y tener el éxito que tenemos en la formación de nuestro alumnado. Y la tercera característica es que son escuelas del Señor, estamos donde estamos porque Alguien ya pensó que tendríamos que estar ahí. Nosotros no hemos elegido el momento ni el lugar, crecimos donde había una necesidad hace un tiempo y seguimos atendiendo esa necesidad de la mejor manera que podamos.
Encarni Llamas Fortes