Queda claro: no me gusta Halloween; «el Halloween». No solo no me gusta, sino que el cristiano no debería potenciarlo ni sumarse personal, social o educativamente hablando. A lo sumo, aprovechar la fuerza popular de la fiesta para revertir la celebración en la dirección del sentido que aporta la fe cristiana.
Y te cuento por qué no me gusta: es fiesta pagana; fiesta que, con la que está cayendo para algunas familias, supone un gasto superfluo. Es fiesta que se burla de la muerte y de nuestros muertos y es una fiesta que tiene de todo menos celebración: es canto a la mediocridad, al comercio, a una cultura alejada de nuestras tradiciones. Dicho lo cual, animo, ante la cercanía de la celebración de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos, a honrar la memoria de nuestros santos y difuntos como mejor sabemos: siguiendo el ejemplo de los santos y santas, orando por quienes fallecieron y educando en el sentido cristiano de la fiesta.
