Mons. Jesús Catalá ha presidido este viernes, 8 de septiembre, el pontifical en la fiesta de Santa María de la Victoria. Durante su homilía, el prelado ha invitado a los asistentes a proclamar la belleza de María, «madre del amor hermoso».
«La expresión «madre del amor hermoso» –ha recordado D. Jesús– aparece en el libro del Eclesiástico (24, 24: «Yo soy la madre del amor hermoso, del temor, del conocimiento y de la esperanza santa»; y desde el siglo X se ha empleado con frecuencia en las misas de la Virgen. Según la tradición, tanto de Oriente como de Occidente, la Iglesia celebra el misterio y la misión de santa María y contempla con gozo su espiritual belleza y su resplandor de santidad. Dios es «fuente de toda belleza» y la Virgen refleja esa hermosura».
En su predicación, el prelado ha explicado el mensaje que esta hermosura de María lanza a los hombres y mujeres de hoy: «En nuestra sociedad –ha afirmado– contrasta la hermosura de María con los cánones y los criterios de belleza, fundados en la apariencia y en lo externo, que es caduco. La verdadera belleza nace de dentro, de la santidad y de la bondad de la persona y es eterna. Santa María de la Victoria nos ofrece un ejemplo de santidad, que puede servirnos de estímulo en nuestro peregrinar terrestre, sobre todo en momentos de cansancio, de dudas y dificultades. Dios ha querido realizar en Ella una obra maestra, una persona humana ejemplar, símbolo de su amor y reflejo de su divina belleza».
Asimismo, Mons. Catalá ha indicado que «el «camino de la hermosura» es el camino de la perfección cristiana, que los fieles recorren con la Virgen María y se esfuerzan en «avanzar por las sendas de la santidad»; y piden a Dios que, «rechazando la fealdad del pecado», busquen sin cesar «la belleza de la gracia»»
A lo largo de su homilía, el Obispo de Málaga invitó a los fieles a repetir cantos a la belleza mariana con elogios como: “Santa María de la Victoria, eres toda hermosa” y “Santa María de la Victoria, alabamos tu belleza divina”.
