«Fui elegido sin ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que desea hacerse siervo de la fe y de la alegría», expresaba León XIV en su homilía de la Misa de inicio de su pontificado, en la que expresó su deseo de una Iglesia unida, que sea fermento para un mundo reconciliado.
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Más de 150 delegaciones de todo el mundo han participado en la Misa solemne que ha marcado el inicio del ministerio petrino del papa León XIV, entre ellos los Reyes de España. La celebración comenzaba a las 10.00 horas de la mañana del domingo 18 de mayo, quinto de Pascua, con la presencia de jefes de Estado, autoridades religiosas, representantes de distintas confesiones y miles de fieles de todos los continentes.
La solemne ceremonia comenzó dentro de la Basílica Vaticana, con una oración ante la tumba del Apóstol San Pedro, junto con los Patriarcas de las Iglesias Orientales. Desde allí, el Evangeliario, el Palio y el Anillo del Pescador fueron llevados en procesión hasta el altar en el atrio de la Plaza de San Pedro, mientras el coro entonaba la letanía de todos los santos.
Durante la celebración, se ha llevado a cabo el rito de imposición del Palio y la entrega del Anillo del Pescador, símbolos del inicio del pontificado. Tres cardenales, en representación de diferentes continentes, han sido designados para estos gestos litúrgicos. El cardenal francés Dominique Mamberti, del orden de los diáconos, fue el encargado de imponer el Palio, el cardenal Fridolin Ambongo Besungu, de la República Democrática del Congo y del orden de los presbíteros, elevó una oración pidiendo la asistencia del Espíritu Santo sobre el nuevo Papa. Finalmente, el cardenal filipino Luis Antonio Gokim Tagle, del orden de los obispos, entregó el Anillo del Pescador.

El Palio y el Anillo
El Anillo del Pescador tiene un valor simbólico profundo: actúa como sello que autentica la fe, una misión encomendada a Pedro según el Evangelio de Lucas (cf. Lc 22,32) y que ahora se transmite también al nuevo pontífice. El Palio se trata de una estrecha banda de lana blanca que se apoya sobre los hombros, encima de la casulla, la vestidura litúrgica. Simboliza al obispo como buen pastor y, al mismo tiempo, al Cordero de Dios crucificado por la salvación de la humanidad. Decorado con seis cruces negras de seda – una en cada extremo que cuelga por el pecho y la espalda, y cuatro en el anillo que rodea los hombros – el Palio incluye además tres alfileres (acicula) que evocan los clavos de la cruz de Cristo. Estas insignias, profundamente vinculadas a la figura de Pedro, subrayan la continuidad apostólica y la misión pastoral del nuevo Papa al frente de la Iglesia universal.
Rito de obediencia
El rito de la “obediencia” es un rito que simboliza la obediencia prestada al Papa, en la persona de doce representantes de todos los grupos del pueblo de Dios, provenientes de diversas partes del mundo. En dicho rito participaron los cardenales Frank Leo (Canadá), Jaime Spengler (Brasil) y John Ribat (Papúa Nueva Guinea). Junto a ellos estarán el obispo de Callao (Perú), monseñor Luis Alberto Barrera Pacheco; un sacerdote; un diácono; dos religiosos: la hermana Oonah O’Shea, superiora general de las religiosas de Notre Dame de Sion y presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales; y el prepósito general de los Jesuitas, padre Arturo Sosa. También ofrecerán su gesto de obediencia una pareja de esposos y dos jóvenes.
Al finalizar la Misa, el papa León XIV entonó el Regina Coeli y después se detuvo frente al Altar de la Confesión para saludar personalmente a las delegaciones oficiales presentes en esta histórica jornada.