Entrevista a Ramón Muñoz, delegado diocesano de Migraciones, con motivo de las XIX Jornadas sobre Inmigración, organizadas por la Plataforma Solidaridad con los/las Inmigrantes de Málaga, en la que participan, entre otros, Médicos del Mundo-Málaga; la Comisión Española de Ayuda al Refugiado; Málaga Acoge; Centro Malaika; la Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz y el Secretariado Diocesano de Migraciones.
– ¿Qué puede destacar de estas jornadas?
– El lema ha sido: Ceuta y Melilla: vulneración de Derechos en la Frontera Sur. Hemos hablado, entre otras cosas, de la falta de garantía de los derechos fundamentales en la Frontera Sur. El inmigrante que llega tiene una serie de derechos que el Estado debe reconocer y garantizar. Pero nuestro gobierno está más preocupado por evitar las entradas que por garantizar los derechos de estas personas, y esto hay que denunciarlo. La Iglesia española lo ha hecho en numerosas ocasiones.
– La Diócesis de Málaga comprende Málaga y Melilla. Por lo que tenemos muy cerca el problema de la valla.
– En esto hay que ser claro y por lo menos decirle al gobierno que las devoluciones «en caliente» no son la solución. El gobierno ha hecho un cambio de la legislación vigente para permitir estas devoluciones sumarias y este mecanismo, aunque sea legal, no es justo. Hay derechos fundamentales de las personas que llegan al territorio español que no están siendo reconocido. La Iglesia no mira quién está gobernando sino a las personas y la defensa de sus derechos y le va a recordar al Estado que su función es la de reconocer y garantizar los derechos inalienables de las personas
– ¿Y en la práctica?
– La Diócesis de Málaga atiende a los inmigrantes que están en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) en Melilla a través de Cáritas. Se les ayuda tanto en sus necesidades más inmediatas como en su dimensión promocional. Los ayudamos con el idioma y con una formación básica para que amplíen sus posibilidades de encontrar trabajo. Además, muchos de ellos son cristianos y necesitan vivir y celebrar su fe en comunidad. En Melilla, los domingos se celebran misas en inglés y en francés. Hace unos meses nos reunimos los responsables del tema migratorio de las diócesis de ambos lados de la Frontera Sur (Canarias, Málaga, Cádiz – Ceuta, Tánger y Rabat), junto con responsables de Cáritas Nacional, la Confederación de Religiosos y el Secretariado Nacional de Migraciones para conocer lo que se está haciendo y unificar esfuerzos.
-¿Qué le parece la conclusión a la que han llegado en Europa?
– Soy un poco escéptico con estas reuniones, porque es mucha parafernalia, mucha prensa pero poco resultado. Siempre se quedan en medidas preventivas y de control. Los responsables políticos europeos miran la inmigración desde una perspectiva mercantilista, valoran la situación en función del coste o beneficio electoral. Se ponen algunos parches, pero los problemas de fondo no se abordan. Los cristianos no podemos caer en la cultura de la indiferencia y el descarte, tenemos que trabajar para que los derechos fundamentales de las personas sean reconocidos y respetados.
Beatriz Lafuente