En la expedición Mars 2020, que estudia la superficie del planeta rojo, viaja una placa con la advocación de la patrona de Álora seleccionada entre más de un millón de propuestas, gracias al empeño de un militar miembro de la hermandad.
Tras siete meses de viaje espacial, el pasado 18 de febrero amartizó el robot de la Misión Espacial Mars 2020 de la NASA y, con él, llegó a Marte una de las advocaciones más queridas de la Virgen en la provincia de Málaga, la de Nuestra Señora de Flores, de Álora.
Álvaro Fernández es el Hermano Mayor de la Virgen de Flores, y tal como él detalla a diocesismalaga.es, Francisco José Fernández es militar del Ejército del Aire y natural del pueblo, y hermano de la hermandad. «Un día me pidió cómo inscribiría yo a la Virgen de Flores si tuviera que hacerle una tarjeta de embarque. A mí me extrañó pero se lo dije. Al cabo de los días, recibí en mi correo una tarjeta de la Virgen para «embarcar» en la misión a Marte que se ha llevado a cabo con éxito ahora. Me quedé totalmente sorprendido, y me explicó que se enviaban 150.000 inscripciones dentro de más de un millón de propuestas, y que había sido seleccionada como una de ellas». La hermandad lo ha vivido como un regalo, como explica su hermano mayor. «Nunca se nos habría ocurrido algo así, es precioso. Y desde la hermandad hemos vivido desde el despegue hasta el amartizaje con auténtica pasión, sabiendo que nuestra Virgen estaba viajando en una expedición tan especial».
Según cuenta el párroco del municipio, Juan de Jesús Baez, «ha sido un regalo para todo el pueblo. Cuando nos enteramos, la gente no podía creerlo. Aquí todo el mundo lleva a la Virgen en la cartera, está presente en todas las casas, le llevan a los niños cuando nacen, le encomiendan cada paso que dan. Es un arraigo muy grande, y es la que une al pueblo. Es patrona junto con la Virgen de la Cabeza y es que lleva 500 años entre nosotros». Cada último martes de cada mes, celebran la Misa en su Santuario y siempre recibe visitas y su imagen está siempre rodeada de flores. «En la vida de los perotes, es un pilar fundamental, y en los hospitales, es raro que no haya estampas de la Virgen de Flores, porque allá donde va un perote, la lleva», añade.
En esta localidad, en la que el sentir religioso está muy enraizado, la Virgen es fundamental en la vida de fe de sus vecinos. «Cuando vinieron los primeros periodistas a preguntar a la gente del pueblo si sabían que la Virgen se iba a Marte, algunas señoras les respondían: «Bueno, pero que vuelva para su romería«», cuenta el párroco sonriendo. «Había personas que pensaban que era la propia imagen la que viajaba -añade el hermayo mayor. Alguno incluso pensó que para acompañarla en la romería tendría que embarcar las vacas y la carreta hacia Marte. Al margen de esas anécdotas, sin duda es un hecho muy positivo, porque hace que la Virgen llegue a mucha gente a través de la difusión de este hecho tan curioso», explica Álvaro. «Y en este año que llevamos sin preocesiones, mira si la Virgen de Flores ha salido. ¡Hasta llegar a Marte!»
