Carlos Esteban Garcés es profesor de Pedagogía de la Religión en el Insituto Pontificio San Pio X de la Universidad Pontificia de Salamanca. Hace unas semanas vino a Málaga para impartir una conferencia sobre educación en el Centro Cultural Almar de la Institución Teresiana.
En su conferencia propone que hay que atreverse a repensar la educación, ¿por qué?
En las últimas décadas, los sistemas educativos han ido cambiando imperceptiblemente su función social. Ya no cumplen una función de inclusión ni de promoción humana, tampoco de transformación y cohesión social. Y tampoco el desarrollo integral de la personalidad es la prioridad en los fines de la escuela. Apenas sin darnos cuenta, el conocimiento se ha fragmentado y las humanidades han sufrido un destierro, mientras que los aprendizajes más técnicos y experimentales han sido elevados a categorías superiores. Es necesario repensar la centralidad de la persona en los procesos educativos, la prioridad de su ser y su empoderamiento personal, la necesaria transformación social. Necesitamos un giro antropológico que no nos confunda los fines (la dignidad humana) con los medios (la cuestión económica, por ejemplo).
Para nuestros hijos, ¿por qué la clase de Religión es una oportunidad educativa?
Para la educación de nuestros hijos e hijas todo nos parecerá poco. Por ello, además del colegio y otros ámbitos de socialización y educación del tiempo libre, las clases de Religión son muy recomendables hoy porque en ellas, nuestros hijos e hijas pueden encontrarse con propuestas éticas y de crecimiento personal que les van a permitir edificar su personalidad de una forma libre y más completa. Es muy evidente ya que en clase de Religión no se imponen ni los valores ni las prácticas religiosas, pero se propone un liderazgo ético y espiritual, de valores e ideales, a la vez de cultural y artístico, que enriquece notablemente la educación de nuestros hijos. La enseñanza de la Religión eleva seguro el horizonte de sus vidas.
La evangelización, tanto en la escuela como en otros ámbitos sociales y culturales, ¿la estamos planteando bien en los tiempos actuales?
Ciertamente, la modernidad nos está pidiendo una renovación de nuestras pedagogías de la evangelización. Ya no sirve proponer estructuras de apoyo en la transmisión de la fe vertebradas por los mecanismos sociales o culturales, hay que poner el acento en la persona y en su identidad personal. Es decir, tenemos que acompañar el crecimiento de la fe en clave de apropiación y de empoderamiento, con estructuras de apoyo vertebradas por la experiencia personal y comunitaria. La fe ya no se transmite desde fuera a dentro, ya no se impone desde arriba hacia abajo, es un proceso de crecimiento de dentro a fuera, pero sin el crecimiento de las raíces, no germina la expresión de la fe. Creo que en los tiempos actuales de tanta diversidad, de radical modernidad, de conquista plena de todas las libertades, siendo todo ello positivo, la propuesta cristiana tiene que ser más mística que moral.
Encarni Llamas