Antonio Guerrero, jefe de redacción de El Sol de Antequera, superó un cáncer testicular. Tras combatirlo junto a su esposa Lorena, fueron padres de forma natural, pese a que los oncólogos les recomendaron acudir a la fecundación in vitro.
Antonio recibió la noticia de que tenía cáncer el 11 de marzo de 2011, primer viernes de Cuaresma. «Los médicos me dijeron que, para superarlo, dependía de la medicina y de la predisposición de la persona. Yo le añadí tener fe en Dios». El diagnóstico pronosticaba que era prácticamente imposible que fuese padre. Pero, después de superar la enfermedad y, tras varios años casado, tuvo la bendición de tener a su hija Eufemia.
Fe, amor y esperanza
Para animar a las personas que se encuentran en su misma situación, se basa en tres palabras: fe, amor y esperanza. «En mi caso, fue el amor de mi mujer, Lorena, y el de mi familia; la fe en Santa Eufemia (patrona de Antequera) que me permitió conocer la redención de Cristo; y la esperanza de que la cura es posible. Dios me regaló poder concebir a nuestra hija. Es paradójico cómo la muerte, el cáncer, se transformó en vida con el nacimiento de Eufemia».
Antonio recuerda que su tratamiento se prolongaba ocho horas diarias, durante diecinueve duras sesiones. «Ser optimista, luchar y decirle al cáncer que contigo no puede, es clave para superarlo. La fe es el camino». Como anécdota, relata que comenzó la terapia con un rosario de santa Eufemia y que, cuando la terminó, tenía siete u ocho cuentas despintadas por el uso. «Cuando el suero entraba en mí, aparte de la fe y el apoyo de mi mujer, utilizaba dos mecanismos para desbloquear la mente. Por un lado, imaginaba que los hermanacos (así se les llama a los hombres de trono en Antequera) de Sta. Eufemia rezaban y escuchaban marchas procesionales junto a mí. Por otro lado y, como buen aficionado a la Guerra de las Galaxias, pensaba que era un soldado imperial que combatía con Darth Vader contra la quimio. Debes agarrarte a lo más insignificante para tener la mente distraída».
Cuenta emocionado que, cuando ve diariamente a su hija y se ve con vida, lo primero que le viene a la mente es «pedir perdón a las personas que no han podido superar el cáncer. Te preguntas por qué ellos no han podido superarlo y tú sí. El cáncer es una enfermedad que marca la vida, pero hay que buscar cosas positivas para superarla. En mi caso, fue la bendición de tener a nuestra hija y el apoyo de mi mujer. Muchas veces, son los familiares los que más sufren y padecen». Se considera un combatiente del cáncer y, a día de hoy, sigue implicado en visitar a pacientes de cáncer para contarles su experiencia».
Alberto García