A las 15.30 horas del domingo 1 de septiembre, el superior provincial de los carmelitas descalzos, P. Francisco Sánchez Oreja, acompañado del P. Francisco Javier Moreno, ha devuelto la reliquia de la mano de Santa Teresa a las Carmelitas Descalzas de Ronda tras haber sido sometida a un estudio junto a otros restos de la santa en Alba de Tormes.
La madre Jennifer, superiora de la comunidad, ha colocado la reliquia en su lugar de veneración habitual.
El Provincial ha explicado a la comunidad el proceso que se ha llevado a cabo estos días en Alba de Tormes, donde se ha reabierto el sepulcro de la Santa y se ha realizado un proceso de análisis junto a otras reliquias mayores.
Como ha publicado la orden de los carmelitad descalzos en su página web: «El equipo médico ha concluido, tras este primer análisis in situ que Teresa tenía una complexión física, muy frágil. Al menos durante los últimos años caminaba muy encorvada como consecuencia de una cifosis”, ha informado el P. Marco Chiesa, postulador General de la Orden del Carmelo Descalzo.
El P. Marco ha señalado que la cifosis le provocaba a Santa Teresa una curvatura exagerada hacia adelante de la parte superior de la espalda.
La cifosis suele deberse a la debilidad de los huesos de la columna vertebral, que hace que se fracturen y compriman, aunque el equipo médico ha indicado que Santa Teresa no padecía osteoporosis.
“La deformación de las vértebras de la columna obligaban a respirar con dificultad a Teresa, al menos, en los últimos años de su vida”, ha concluido el P. Marco Chiesa.
A nivel médico, en este primer análisis, se ha constatado que la Santa padecía reuma y en la rodilla izquierda artrosis.
En este mismo sentido, el postulador General de la Orden del Carmelo Descalzo ha detallado que Teresa de Jesús sufrió en los últimos años de vida una fascitis plantar. “Los médicos indican que esta lesión le debía causar mucho dolor al caminar”, ha subrayado el P. Chiesa.
Por su parte, el prior de Alba de Tormes, P. Miguel Ángel González, ha relatado que este primer examen precisa que utilizaba con gran precisión tanto la mano derecha como la izquierda de manera que se abre la hipótesis de que pudiera ser ambidextra.
Hasta el momento, se sabía (Santa Teresa lo dejó escrito) que el 24 de diciembre de 1577 se rompió el brazo izquierdo en San José de Ávila y que en mayo de 1578 se lo recompuso una curandera de Medina del Campo.
“Este primer análisis lo que indica es que no hubo fractura en el brazo izquierdo. Hubo dislocamiento, sobre todo en la muñeca. Cuando la curandera de Medina del Campo, después de meses pudo ayudarla, ella y una ayudante tiraron del brazo y dislocaron su unión con el hombro. O sea, peor el remedio que la enfermedad. Ese brazo le quedó bastante inutilizado los 5 años que le duró la vida.”, ha relatado el P. Miguel Ángel.
Esta cuestión del brazo está muy acreditada en los escritos de la propia Santa Teresa y en los testimonios para su beatificación.
«Fue Dios servido que no fue el brazo derecho el trabajado y así puedo hacer esto» (Carta de marzo de 1578). También, se lo escribe al P. Gracián cuando le cuenta la visita a la curandera de Medina del Campo: «Tenía perdida la muñeca y así fue terrible el dolor y trabajo, como había tanto que caí […]. Menéase bien la mano y el brazo puedo levantar a la cabeza» (Cta. 7-V-1578, 7).
El equipo médico que está trabajando en Alba de Tormes si indican que antes del accidente de 1577 la Santa usó mucho y sin dificultad la mano izquierda. Los informes que presenten los doctores servirán para aclarar si fue ambidextra.
Cierre del sepulcro
Tras la conclusión de esta primera fase se ha procedido al cierre de la urna de plata con sus cuatro llaves correspondientes.
Tras el cierre se ha trasladado la urna con el cuerpo de la Santa al camarín alto de la basílica. Por dentro del monasterio desde la sala donde ha permanecido dos días dentro de la clausura. En el traslado han participado las mismas personas que hace dos días.
“Se ha introducido la urna de plata con el cuerpo de la Santa y se ha colocado la losa de mármol, cerrándola con sus tres llaves correspondientes. Después se ha cerrado la reja con sus tres llaves.”, ha precisado el prior de Alba de Tormes, P. Miguel Ángel González.
También, se han colocado ya el brazo, el corazón y la mano en sus correspondientes relicarios que han sido sometidos a un proceso de limpieza. El corazón y el brazo han sido colocados nuevamente en el camarín, donde permanecen de manera habitual.
Con la información recogida comenzará la segunda etapa de este proceso en los estudios y laboratorios italianos. Los investigadores han anunciado que es mucho el trabajo a realizar y en el momento oportuno realizarán sus conclusiones sobre el santo cuerpo.
“Concluye la primera etapa de este proceso in situ en Alba de Tormes y comienza la segunda etapa en los estudios y laboratorios de Italia. Durará varios meses. A lo largo del 2025 se llegarán las conclusiones y tendrá lugar la tercera etapa en Alba de Tormes.”, ha recordado el P. Marco Chiesa.
Para concluir esta primera etapa os compartimos el texto de María de San José donde hace una descripción detallada de Santa Teresa:
“Era esta santa de mediana estatura, antes grande que pequeña; tuvo en su mocedad fama de muy hermosa y hasta su última edad mostraba serlo; era su rostro nonada común sino extraordinario, y de suerte que no se puede decir redondo ni aguileño; los tercios de él iguales, la frente ancha e igual y muy hermosa, las cejas de color rubio oscuro con poca semejanza de negro, anchas y algo arqueadas; los ojos negros, vivos y redondos, no muy grandes, mas muy bien puestos; la nariz redonda, y en derecho de los lagrimales para arriba, disminuida hasta igualar con las cejas, formando un apacible entrecejo, la punta redonda y un poco inclinada para abajo.
Mal se puede con pluma pintar la perfección que en todo tenía: la boca, de muy buen tamaño; el labio de arriba delgado y derecho, el de abajo grueso y un poco caído, de muy linda gracia y color; y así la tenía en el rostro, que con ser ya de edad y muchas enfermedades, daba gran contento mirarla y oírla porque era muy apacible y graciosa en todas sus palabras y acciones.
Era gruesa más que flaca y en todo bien proporcionada; tenía muy lindas manos, aunque pequeñas; en el rostro, al lado izquierdo, tenía tres lunares levantados como verrugas pequeñas, en derecho unos de otros, comenzando desde abajo de la boca el que mayor era, y el otro entre la boca y nariz, el último en la nariz, más cerca de abajo que de arriba. Era en todo perfecta”.»